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La creación del concepto de “fraternidad eslava” como herramienta del Kremlin. Las relaciones ruso-serbias: perspectiva histórica I: la formación y ascenso de Rusia

Todo país establece su influencia en el mundo a través de unas determinadas herramientas. En el caso de la Rusia de Putin, ne centraré en el mundo eslavo y el espacio postsoviético. Con este artículo, comienzo otra (apasionante) sybsección, como es la influencia o poder blando de Rusia en Serbia. Analizo en esta serie de entradas la veracidad de algo que Vucic

Vamos allá…

La Federación Rusa utiliza dos herramientas para posibilitar o acrecentar su influencia: el “mundo ruso (rusky mir)” y el constructo de la “fraternidad eslava”.

En lo relativo al primero, ya hemos visto los casos de Georgia, Moldavia, Bielorrusia y Ucrania

En cuanto a la “fraternidad eslava”, que trataremos en esa entrada, el constructo se aplica a otros pueblos que, si bien no se consideran rusos, son para Rusia “hermanos eslavos”: es el caso de Serbia y otros pueblos de los Balcanes Occidentales. Así, la invención de la idea de una “fraternidad eslava” secular, de protección a la nación serbia, sirve a Rusia –en especial, desde la guerra de Kosovo– para incrementar su influencia en grandes sectores de la opinión pública serbia de otros países.

Belgrado lleva cabo una peligrosa política de equilibrio entre la UE y Rusia. Una de las estrategias del último para desplegar la influencia en Serbia consiste en apelar a las supuestas relaciones seculares de amistad entre los dos países. Es cierto que siempre existió en la opinión pública de ambos países una simpatía recíproca, si bien no se reflejó en el devenir histórico. No obstante, la narrativa rusa -apoyada por Vučić, presidente serbio desde 2017- proclama que Rusia acudió siempre en auxilio de Serbia cuando esta lo precisó.

Ahora, vamos a examinar si estas relaciones ruso-serbias fueron tan fraternales:

Relaciones de Rusia y Serbia: Historia de Rusia (o, mejor dicho, rus-rusa): la preparación del estado ruso como depositario de la idea de mundo ruso o hermano (mayor) eslavo.

El punto de partida es la Alta Edad Media, escenario de varios estados que pueden llamarse «rus» («rusos» no sería la palabra más adecuada) 1 : la Rusia de Kiev y la de Novgorod.

Finalmente, el antecedente más cercano a la Rusia de hoy es el Principado de Moscú. En la primera mitad del siglo XIII era Moscú era una población bastante insignificante (frente a, -por ejemplo y muy al caso- Belgrado. La hoy capital serbia era una ciudad con origen en la vieja Roma, sede de la Legión IV desde el siglo I de nuestra era e importante enclave estratégico en la confluencia de los ríos Danubio y Sava. Los romanos construyeron también una fortaleza, hoy en el parque de Kalemegdan. Los eslavos antecedentes de los serbios de hoy empezaron a llamar al asentamiento «Belgrado» en el siglo VII (Beograd, «fortaleza blanca» en un idioma que por entonces no se puede considerar serbio tal y como hoy lo conocemos. En 1236, cuando se funda el principado de Moscú, la dinastía serbia Nemanjić estaba sentando las bases de un imperio serbio y daría importantes reyes muy querido por los serbios. Moscú, en cambio, no era nada: sólo una especie de «escisión» de la Rusia de Kiev, invadida por los mongoles. Es por eso que Moscú pudo «independizarse»: a causa de la debilidad de Kiev: ni siquiera se atrevió a autoproclamarse reino, pues era vasallo de los mongoles: con «Principado («Kniázhestvo»)  que, a veces, también se traduce como «Gran Ducado») , valía. Prueba de la debilidad del nuevo «estado» es la quema de la ciudad por los mongoles, que, en ocasiones, subían al norte. Con todo, la ciudad gozaba de una posición estratégica envidiable, con vías fluviales que conectaban a la entonces pequeña y boscosa ciudad – o, más bien sus calcinados restos- con importantes mares como los mares Báltico, Negro y Caspio: para empezar, no está nada mal, si bien no era el único «estado» de la zona y había otros microestados que le disputaban el control de la zona.

Sin embargo, aunque no puede compararse a la Serbia de entonces, lo mejor estaba por venir. El joven principado tuvo que luchar con lituanos y mongoles. Aquí despunta, más de un siglo más tarde de su fundación, Dimitri Konstantinovich, regente del soberano, aún niño, Dimitri Ivanovich Donskoi. Este último, ya como gobernante, derrotó a los mongoles en la batalla de Kulikovo (1380). Esta batalla representa para el imaginario ruso algo parecido a la batalla de Kosovo (1389) para los serbios. para los rus empieza una «conciencia nacional», por así llamarla, más propiamente rusa (rusa entendida en el ámbito moscovita por entonces): los moscovitas -y, con posterioridad, los rusos en general- tendrían su primer héroe nacional en Donskoi, pero -en especial, en Dimitri Donskoi. En el caso serbio, Kosovo fue una derrota; pues bien, en el caso de Moscú, fue lo más parecido: en represalia, los mongoles volvieron a saquear e incendiar Moscú en 1382, matando a miles de personas.

Con todo, es importante destacar que Konstantinóvich sí tenía una visión de estado más a largo plazo y sentó las bases de la Rusia de hoy. En primer lugar, es fundamental su alianza con la  Iglesia Ortodoxa Rusa2, pilar fundamental del papel de Rusia como «hermano mayor eslavo», aumentando su influencia en los «estados» rus vecinos.

Basilio I (r. 1389-1425) y Basilio II (r. 1425-62) le suceden, con el primero, ya independiente de facto de los mongoles. Si comparamos con Serbia, el momento de inicio del reinado de Basilio I es 1389, inicio, de la decadencia serbia y del ascenso ruso (sin bien con luchas intestinas). En esta época tiene lugar una gran expansión territorial y un hecho decisivo: la independencia de la Iglesia ortodoxa rusa del Patriarcado de Constantinopla en 1448, lo que veremos que será algo clave en el poder blando ruso.

Durante los siglos XIV y XV el Principado, se asiste a un auge que lo sitúa ineluctablemente en los antecedentes de la Rusia actual. Se da una gran expansión territorial sostenida, con inclusión de otros estados rus, sobre todo la norteña Rusia de Novgorod. Ello se ve favorecido por la derrota definitiva de los mongoles y el fin de las luchas internas. Uno de los monarcas claves del período -y de toda la historia rusa- la historia rusa como Iván III el Grande (r. 1462-1505), pues asistimos a un hecho fundamental: se proclama gobernante de toda Rus, haciendo que todos los príncipes rus reconozcan su soberanía sobre él y sus descendientes: el núcleo de la Rusia futura ya está formado. Para 1530, Iván IV el Terrible, ya se denominaba Zar de Rusia, comenzando la centralización de un estado que, pese a ser de titularidad indiscutible de los gobernantes de Moscú, se hallaba disgregado en diversas unidades “administrativas” procedentes de su antigua andadura como territorios independientes. Todos los ingredientes para ejercer de «hermano» -mayor, todo hay que decirlo- del mundo eslavo ortodoxo están listos. Falta uno: Moscú como “Tercera Roma”. Caída Constantinopla en 1453, los otomanos seguían protegiendo el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, pero el estado más fuerte de fe ortodoxa era ahora Rusia: el paso lógico de los estadistas -ahora sí- rusos para apuntalar la legitimidad internacional de Moscú era “trasladar” Constantinopla a Moscú en el ámbito de cabeza de la ortodoxia.

El poder blando ruso (como lo entendemos hoy), y no digamos del mundo ruso, data de este momento. El mencionado Iván IV inicia la idea/mito de la Rusia protectora de la cristiandad en los Balcanes: no es de extrañar que dicho monarca se objeto de querencia especial por Vladimir Putin.

Serbia, mientras tanto, pasaría en este período, paulatinamente pero sin pausa,  a dominio otomano, y habría que esperar a la Rusia imperial clásica del siglo XVIII para que Rusia volviera a pensar en los Balcanes.

En la próxima entrada, hablaremos de las relaciones de Serbia y Rusia en las edades Moderna y contemporánea, fundamentales para entender el gran predicamento de que goza Rusia en la opinión pública serbia actual.

 

 

 

 

Esta entrada es parte de mi artículo, revisado y actualizado:

LOS CONSTRUCTOS POLÍTICOS DE “MUNDO RUSO” Y “FRATERNIDAD ESLAVA” A LA LUZ DE LA INVASIÓN DE UCRANIA DE 2022: EL CASO DE SERBIA

 

Resumen:

La Federación Rusa utiliza dos herramientas para posibilitar o acrecentar su influencia, en especial en el ámbito eslavo: el “mundo ruso”y el constructo de la“fraternidad eslava”. La primera presenta dos manifestaciones: en primer lugar, la protección de las minorías rusas en un área que considera de influencia rusa (Transnistria en Moldavia, Osetia del Sur y Abjasia en Georgia, Crimea y el Dombás1 en Ucrania); en segundo lugar, al negar a ciertos Estados eslavos su carácter nacional, éstos pasan a ser considerados rusos, o una forma de serlo (Bielorrusia, Ucrania). En ambos casos, el corolario es un derecho de intervención para proteger a las minorías rusas.En cuanto a la “fraternidad eslava”, el constructo se aplica a otros pueblos que, si bien no se consideran rusos, son para Rusia “hermanos eslavos”: es el caso de Serbia, que se aborda en el presente estudio. Así, la invención de la idea de una “fraternidad eslava” secular, de protección a la nación serbia, sirve a Rusia –en especial, desde la guerra de Kosovo– para incrementar su influencia en grandes sectores de la opinión pública serbia.

Palabras clave: Balcanes occidentales, Serbia, Rusia, invasión rusa de Ucrania, mundo ruso, fraternidad eslava.

 

THE POLITICAL CONSTRUCTS OF “RUSSIAN WORLD” AND “SLAVIC BROTHERHOOD” IN THE LIGHT OF THE 2022 RUSSIAN INVASION OF UKRAINE: THE CASE OF SERBIA

Abstract:

The Russian Federation uses two tools to facilitate and extend its influence in the Slavic post-Soviet sphere: the “Russian World,” and its twin idea “Slavic brotherhood.” The first tool is expressed in two ways: first, protection of Russian minorities in an area that Russia considers its sphere of influence (Transnistria in Moldova, South Ossetia and Abkhazia in Georgia, or Crimea and Donbas in Ukraine). Second, Russia denies the national character of cer-tain states, such as Belarus and Ukraine. Instead, both are defined as Russians, or ways of being Russian. In either case, the consequence is that Russia reserves its right to (military) intervention to protect the Russian minorities.Regarding the second tool, Slavic brotherhood, this construct is applied to other peoples who are not considered by the Kremlin to be Russians, but fellow Slavs. This is the case of Serbia, dealt with in this paper. Perpetuating the myth of “Slavic Brotherhood” allows Russia—particularly since the Kosovan war—to increase its influence in large sectors of Serbian public opinion.

Keywords: West Balkans, Serbia, Russia, Russian invasion of Ukraine, Russian world, Slavic Brotherhood.

 

LES CONSTRUITS POLITIQUES DU « MONDE RUSSE » ET DE LA « FRATERNITÉ SLAVE » À LA LUMIÈRE DE L’INVASION DE L’UKRAINE EN 2022: LE CAS DE LA SERBIE

Résumé:

La Fédération de Russie utilise deux outils pour permettre ou ac-croître son influence, notamment dans la sphère slave: le « monde russe »et la validation de modèle de« Fraternité slave ». Le premier présente deux manifestations : premièrement, la protection des minorités russes dans une zone qu’elle considère comme d’influence russe (Transnistrie en Moldavie, Ossétie du Sud et Abkhazie en Géorgie, Crimée et Donbass en Ukraine) ; deuxième-ment, en déniant à certains États slaves leur caractère national, ils en viennent à être considérés comme russes, ou l’étant d’une certaine manière (Biélorus-sie, Ukraine). Dans les deux cas, le corollaire est un droit d’intervention pour protéger les minorités russes.Quant à la « fraternité slave », le construit s’applique à d’autres peuples qui, bien qu’ils ne se considèrent pas russes, sont pour la Russie des « frères slaves » : c’est le cas de la Serbie, lequel est abordé dans cette étude. Ainsi, l’invention de l’idée d’une « fraternité slave » laïque, pour protéger la nation serbe, sert à la Russie – surtout depuis la guerre du Kosovo – pour accroître son influence dans de larges secteurs de l’opinion publique serbe.

Mots clés : Balkans occidentaux, Serbie, Russie, invasion russe de l’Ukraine, monde russe, fraternité slave

 

 

Por Antonio Rando Casermeiro

Me llamo Antonio y nací en Santander en 1974, aunque soy, sobre todo, de Málaga. Soy licenciado en Derecho e Historia y doctor en Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales por la universidad de Málaga y quisiera dedicarme a ello. Soy un apasionado desde pequeño del este de Europa, especialmente de los Balcanes y Yugoslavia. Me encantan las relaciones internacionales y concibo escribir sobre ellas como una especie de cuento. Soy apasionado de escribir también cuentos y otras cosillas. Desde 2013 resido en Colonia (Alemania)

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