Mundo ruso: rusianidad y supuesta comunidad de intereses Rusia-Ucrania
Ucrania, siempre según la narrativsa de la Rusia actual, pertenecería al ya llamado mundo ruso (english version, here): de ellos me ocuparé en esta entrada. Moscú usa siempre, como argumento legitimador, el considerar rusos a las minorías ruspoarlantes1, aunque la cuestión no es tan simple: no todo ucraniano que hable ruso como lengua materna puede ser considerado “ruso étnico”. Con todo, lo más importante -para la narrativa el rusky mir- no es la diferenciación entre ruso étnico o ucraniano, sino en que ambos, con sus peculiaridades, serían rusos, en cualquier caso. La idea puede explicarse con una serie de ejemplos:
1) se consideran los intereses de Ucrania dentro de los rusos como parte de la rusianidad. En este sentido se conmina a Ucrania a unirse a los procesos euroasiáticos (un eufemismo de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), liderado, obviamente por Rusia2). Dicha organización es además una manifestación del mantenimiento de la identidad de la civilización (léase rusa);
2) La anexión ilegal de Crimea es vista como un elemento de la unidad/reunificación de Rusia;
3) Determindas propuestas como la unidad aduanera Rusia-Ucrania-Bielorrusia (como curiosidad, cabe citar que Serbia barajó tal posibilidad; cuarto: la política exterior de Ucrania se describe en clave de lealtad (si se acerca a Rusia) o de traición (si lo hace a la UE o a la OTAN);
4) Por último y como, en cierto sentido, sucede en Serbia, se contraponen las manifestaciones del Kremlin que redundan en compromisos mutuos, mutuo beneficio, paciencia y entendimiento con una realidad más cruda que pasa por chantaje, ultimátums, descalificaciones, amenazas 3 y, como se está viendo desde 2014 y, en especial, desde 2022, agresión militar.
Regímenes nazis y antirusos
Además -otro elemento insistente del discurso ruso- es, como corolario de los cuatro puntos expuesto, la deslegitimación de la dirección del país: estas minorías rusas se encuentran en regímenes rusofóbicos (en este sentido, al igual que Occidente, que también participaría del carácter antiruso). Dichos regímenes oprimen el ser ruso y sus derechos. Así, las minorías étnicas rusas esperan ansiosamente su liberación por parte de Rusia. Un ejemplo es Crimea en 2014. No permitir los deseos de las mencionadas minorías implica la contención a Rusia, que frustra su avance, lo que es para Putin una cuestión de vida o muerte. Así, el intento de Ucrania de acercarse a la OTAN es también un intento de contención. De acuerdo con esto, si el gobierno ucraniano lucha contra los “legítimos” deseos de la población del Dombás de integrarse en Rusia se actúa contra el derecho internacional, siendo calificado, además, de genocidio. Las presiones de la OTAN y las advertencias a Rusia no se consideran vinculantes, pues la Alianza es protectora de nacionalistas radicales y neonazis (el gobierno de Ucrania es calificado de banda de drogadictos y neonazis): por ello es necesario desnazificar Ucrania (si bien Putin ignora deliberadamente que existe una pujante comunidad neonazi en su país), y defender las legítimas aspiraciones de Dónetsk y Lugansk, cuya independencia reconoce justo antes de iniciar la guerra a gran escala sobre toda Ucrania en febrero de 2022. Por ello el mandatario ruso exigió para evitar la operación volver al régimen de Yalta y la posguerra mundial, donde Rusia jugaba era más relevante en la esfera internacional.
Hacia la guerra
En cuanto al camino hacia la guerra, es de recibo contrastar el discurso ruso y sus afirmaciones con lo sucedido en realidad. El paralelismo con la invasión de Georgia en 2008 es notorio. Como se ha dicho, el acercamiento a la OTAN o a la UE es el detonante, pero le preceden sucesos como la Revolución Naranja de 2004 o -en especial- el Euromaidán de 2013-2014. Ocupaba entonces la presidencia en Kiev Víktor Yanukóvich, prorruso quien, sin embargo, había negociado con la UE un acuerdo de Asociación en 2013 4 que debía ser firmado en 2014 (si bien la UE ya tenía implementado un programa de asistencia económica a Ucrania al menos desde 2007). Sin embargo, Yanukóvich, tras reunirse con Putin, anula el acuerdo con la UE, además de firmar con Rusia un tratado de asistencia económica, junto a una reducción del precio del gas (cuestión que siempre permea la geopolítica de la zona). Las protestas contra este viraje se recrudecen y acaban con la marcha del mandatario ucraniano, quien huye a Rusia. Lo dicho genera una división en país, atizada por Rusia, entre prorrusos (bastante minoritarios) y a favor del gobierno de Ucrania. Kiev no respondió de la forma más prudente, al cambiar la constitución de 2012. Así, la carta magna de 2016 establecía el ucraniano como única lengua oficial, por mucho que se otorgara estatuto de protección a otras lenguas entre las que se hallaba el ruso.
En cualquier caso, la tensión aumenta en Crimea con los paramilitares prorrusos exigiendo la separación de la península y, pese a que los acuerdos de 1997 y 2010 entre Ucrania y Rusia vetaban que la armada rusa se ubicara en Crimea, la misma hizo lo contrario. Crimea apareció tomada por los paramilitares “prorrusos” que, en un ambiente de extorsión a los partidarios de seguir en Ucrania, celebran un referéndum, declarado ilegal por gran parte de la comunidad internacional. La UE responde firmando una serie de sanciones contra Crimea y, luego, contra Rusia, y se plantea la progresiva integración de Ucrania en la Unión.
En cuanto al conflicto del Dombás, también comparte una premisa similar. Según la narrativa rusa, se apoya a los hermanos rusos, oprimidos por un estado nazi, el ucraniano. Desde esta prisma simplista y maniqueísta, los prorrusos ocupan el lugar de los soviéticos en su lucha contra los nazis, y los ucranianos, el de los nazis (llamados Banderovets o probanderistas 5. En dicho sentido, los partidarios de la integridad territorial de Ucrania son calificados no pro-Ucrania, sino antirrusos; y los partidarios del Euromaidán en Donetsk, llamados “fascistas” o “Maidanut”.
Neonazis ucranianos, neonazis rusos y lobby gay
La realidad es que, de manera minoritaria pudo haber algunos combatientes neonazis pro-Ucrania el en Dombás, pero en un país donde la extrema derecha nunca fue relevante. Quien sí presenta, en cambio, vínculos con partidos de extrema derecha europeos es Vladimir Putin, bajo quien la Federación Rusa realizó préstamos al Front National de Le Pen, además de comandar el grupo de países de la UE más antieuropeo, liderados por Viktor Orbán (presidente húngaro) y Mateusz Morawiecki (Polonia). Por añadidura, existe en el ámbito ruso el partido Rodina (“madre patria”, afín a Putin y cercano a la extrema derecha) organiza el Foro Conservador Internacional Ruso en 2015, donde acuden 150 representantes de lo más granado de los partidos ultranacionalistas y fascistas de Europa. Es desde esta concepción que Putin apoya a los separatistas, para lo cual debe invadir Ucrania. Por último, cabe citar otro elemento legitimador: el Patriarca Kirill declara la licitud de luchar contra el lobby gay (del que formaría parte Ucrania). El Patriarca es un aliado de Putin, tal y como se desprende de las declaraciones vertidas en 2012, a tenor de las cuales “el gobierno de Putin es un milagro de Dios”. El problema para Putin fue que Ucrania no era todo era blanco y negro: población rusófona 6 Hay que destacar que las dos regiones mencionadas votaron por permanecer en Ucrania en el referéndum que se llevó a cabo a la disolución de la URSS, en 1991 y que existen encuestas de 2009 que no revelan que la cuestión de la lengua fuera una preocupación para la población7 se unió al gobierno ucraniano para defender el país de la agresión rusa en áras rusófonas com la región de Jarkov.
Con todo, hay un inconveniente que pone en solfa el supuesto nazismo y rusofobia del régimen ucraniano: y es que el presidente de Ucrania es ruso parlante, de familia y de familia judía, si bien es bilingüe como muchos ucranianos y el asunto de la religión no le incumbe demasiado.
Ahora bien, un judío en Ucrania tuvo siempre la mosca detrás de la oreja: antes del pasado soviético existía un antisemitismo muy fuerte en Rusia. No hay que olvidar que el panfleto antisemita “Los protocolos de los sabios de Sion” apareció por primera vez en Rusia casi recién iniciado el siglo XX y que fueron usados por Hitler para “probar” las supuestas conspiraciones judaicas para dominar el mundo, o sus supuestas mentiras, si bien no es un fenómeno ruso o alemán ni mucho mucho menos: gran parte de la población de Europa compartía tales prejuicios. Volviendo a Rusia, no hay más que leer “El Don apacible” de Mijaíl Sojolov para darse cuenta de los prejuicios -en este caso, de los cosacos- sobre los judíos. Está claro que tal retórica es del agrado de Putin, que calificó a “Occidente como imperio de las mentiras”.
¿Una Ucrania nazi con un presidente de ascendencia judía y rusoparlante nativo? Esto hay que solucionarlo
¿Entonces? ¿Cómo solventar la contradicción de que se pretende desnazificar una Ucrania anturrusa cuando su presidente es descendiente de judíos asesinados por los nazis -y por el nacionalismo ucraniano de Stepan Bandera, no se olvide el detalle- y además es hablante nativo de ruso? Una de las respuestas o posibles soluciones pudo venir dada por el mismo Vladimir Putin en un foro sobre Zelenski que tuvo lugar en San Petersburgo, que se celebró en junio de 2023: Zelenski en realidad, no es judío. Se apoya para tal afirmación en un recurso del cuñadismo muy conocido; que “tiene amigos que le han dicho que se lo han dicho”; es más: no sólo no es judío, sino que sería, además, “una vergüenza para el pueblo judío”. A ello respondió el rabino de Ucrania, sosteniendo que Zelenski es un hombre que lucha por Ucrania, no un nazi, declarándose orgulloso de él. Sus palabras no serán oídas por la inmensa mayoría de la gente de a pie rusa, por lo que Putin puede permitirse decir lo que quiera ante una opinión pública bastante manipulada.
En fin, como se va viendo en todo este contencioso, los argumentos se van fabricando sobre la marcha. Este asunto no es absoluto nuevo ni exclusivamente ruso. Los menos jóvenes del lugar es muy posible que recuerden a Estados Unidos y su afirmación sobre la presencia de armas de destrucción masiva en Irak: no hace tanto ¿no? ¿o sí?
Esta entrada, actualizada y revisada, es parte de mi artículo…
RANDO CASERMEIRO, Antonio Francisco. «Los constructos políticos de “mundo ruso” y “fraternidad eslava” a la luz de la invasión de Ucrania de 2022: el caso de Serbia. Foro internacional, 2022, vol. 62, no 4, p. 735-796.
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0185-013X2022000400735&script=sci_arttext
La Federación Rusa utiliza dos herramientas para posibilitar o acrecentar su influencia, en especial en el ámbito eslavo: el “mundo ruso” y el constructo de la “fraternidad eslava”. La primera presenta dos manifestaciones: en primer lugar, la protección de las minorías rusas en un área que considera de influencia rusa (Transnistria en Moldavia, Osetia del Sur y Abjasia en Georgia, Crimea y el Dombás1 en Ucrania); en segundo lugar, al negar a ciertos Estados eslavos su carácter nacional, éstos pasan a ser considerados rusos, o una forma de serlo (Bielorrusia, Ucrania). En ambos casos, el corolario es un derecho de intervención para proteger a las minorías rusas.
En cuanto a la “fraternidad eslava”, el constructo se aplica a otros pueblos que, si bien no se consideran rusos, son para Rusia “hermanos eslavos”: es el caso de Serbia, que se aborda en el presente estudio. Así, la invención de la idea de una “fraternidad eslava” secular, de protección a la nación serbia, sirve a Rusia -en especial, desde la guerra de Kosovo- para incrementar su influencia en grandes sectores de la opinión pública serbia.
The political constructs of the “Russian world” and “Slavic Brotherhood” in the light of the 2022 Russian invasion of Ukraine: the case of Serbia
The Russian Federation uses two tools to facilitate and extend its influence in the Slavic post-Soviet sphere: the “Russian World,” and its twin idea “Slavic brotherhood.” The first tool is expressed in two ways: first, protection of Russian minorities in an area that Russia considers its sphere of influence (Transnistria in Moldova, South Ossetia and Abkhazia in Georgia, or Crimea and Donbas in Ukraine). Second, Russia denies the national character of certain states, such as Belarus and Ukraine. Instead, both are defined as Russians, or ways of being Russian. In either case, the consequence is that Russia reserves its right to (military) intervention to protect the Russian minorities.
Regarding the second tool, Slavic brotherhood, this construct is applied to other peoples who are not considered by the Kremlin to be Russians, but fellow Slavs. This is the case of Serbia, dealt with in this paper. Perpetuating the myth of “Slavic Brotherhood” allows Russia-particularly since the Kosovan war-to increase its influence in large sectors of Serbian public opinion.
Les construits politiques du « monde russe » et de la « fraternité slave » à la lumière de l’invasion de l’Ukraine en 2022: le cas de la Serbie
La Fédération de Russie utilise deux outils pour permettre ou accroître son influence, notamment dans la sphère slave: le « monde russe » et la validation de modèle de « Fraternité slave ». Le premier présente deux manifestations : premièrement, la protection des minorités russes dans une zone qu’elle considère comme d’influence russe (Transnistrie en Moldavie, Ossétie du Sud et Abkhazie en Géorgie, Crimée et Donbass en Ukraine) ; deuxièmement, en déniant à certains États slaves leur caractère national, ils en viennent à être considérés comme russes, ou l’étant d’une certaine manière (Biélorussie, Ukraine). Dans les deux cas, le corollaire est un droit d’intervention pour protéger les minorités russes.
Quant à la « fraternité slave », le construit s’applique à d’autres peuples qui, bien qu’ils ne se considèrent pas russes, sont pour la Russie des « frères slaves » : c’est le cas de la Serbie, lequel est abordé dans cette étude. Ainsi, l’invention de l’idée d’une « fraternité slave » laïque, pour protéger la nation serbe, sert à la Russie – surtout depuis la guerre du Kosovo – pour accroître son influence dans de larges secteurs de l’opinion publique serbe.
Mots clés : Balkans occidentaux; Serbie; Russie; invasion russe de l’Ukraine; monde russe; fraternité slave