Prigozhin, asilado en Bielorrusiagracias, Gdj https://pixabay.com/users/gdj-1086657/ gracias, Geralt https://pixabay.com/users/geralt-9301/

Un poco de historia

Bielorrusia es un estado  eslavo. Para más señas, formó parte de la Rus -no Rusia- de Kiev que, si bien Rusia lo entronca con el actual, no tenía nada que ver, pues incluía  la actual Ucrania también: no era Rusia, del mismo modo que la Castilla del Cid no era España. En el siglo XIII pertenecía a Lituania y en 1569, a la Mancomunidad de Polonia-Lituania, que llegó a ser uno de los estados más extensos de Europa en los siglos XVI y XVII, mientras la Rusia actual -ahora sí- comenzaba a formarse lentamente con el Principado de Moscú.

Los colores, en este caso «bielo»  que significa en casi todos los idiomas eslavos «blanco», suelen -o solían- hacer referencia a su ubicación geográfica, y el blanco indica «norte», los rus del norte (mejor que «rusos» por lo ya dicho). Ejemplos los tenemos en Belgrado, que tiene la misma raiz -Beograd, en serbocroata-, que significa «ciudad» o fortaleza blanca».

Pues estos rus del norte eran sobre todo de lengua y cultura polacas. Convivían en la Mancomunidad Polaco-Lituana con otros pueblos como los ucranianos, cuya lengua y cultura florecieron bajo este estado. Eran de religión católica y ortodoxa, una iglesia autonoma greco-católica (lo de griego es por el rito ortodoxo griego). Hasta que el Imperio Ruso, Austria y Prusia se repartieron el territorio de la Mancomunidad en 1795. Los rusos, como en Ucrania, se dedicaron a rusificar el territorio, lo que consiguieron en su mitad oriental (caso similar al de Ucrania). Tras la I Guerra Mundial, Polonia recuperó la parte occidental Bielorrusia, formando la otra la República Socialista Soviética (aún no existía la URSS pero sí los soviets) de Lituania-Bielorrusia. Tras la Guerra polaco-soviética (recordemos, contra los soviets rusos que no eran aún la URSS), Polonia retuvo Bielorrusia occidental y parte de Ucrania, y la URSS (ya sí), fundada en 1922, ocupó la parte oriental.

La Polonia de entreguerras (Segunda República polaca) tuvo una existencia azarosa, con vecinos poderosos, en especial,  Alemania -sobre todo, a partir de 1933, la de Hitler. Con ellos mantuvo siempre disputas territoriales tras el trazado de nuevas froteras. Además, albergaba minorías que habían quedado «atrapadas» en suelo polaco, entre ellas, alemana, ucraniana o bielorrusa.  En «El enamorado de la Osa Mayor«,el maravilloso libro de aventuras alcohólico-contrabandistas del polaco Sergiusz Piasecki (1901- 1964) , se nos narran las correrías en aquella Polonia de entreguerras, donde se hablaba mucho de viajes a Minsk como parte de Polonia y -entre «curda» y curda»- de «encargos» y » trabajistos tras las fronteras de países limítrofes. Su protagonista es el contrabandista y ladronzuelo Szymon Bukowski, que amaba a la Osa Mayor, porque dicha constelación le permitía orientarse en la noche de la frontera.

En 1939, Rusia invadió Polonia, dando comienzo con ello a la Segunda Guerra Mundial. Tras el conflicto, la URSS corrió Polonia al oeste, anexando a Bielorrusia (soviética) la parte polaca que había pertenecido al Imperio Ruso de 1812 a 1919 y añadiendo a Polonia los territorios alemanes tras la línea de los ríos Oder y Neisse, frontera actual: Pomerania, Silesia y parte de Prusia Oriental (la occidental es el oblast ruso de Kaliningrado).

Tras la disolución de la URSS, Bielorrusia pasó a ser un país independiente desde 1991.

Bielorrusia, protectorado ruso

Rusia considera a este estado eslavo parte del “mundo ruso”, y supone más un caso de protectorado ruso que de influencia rusa proiamente dicha. Alexandr Lukashenko, el único dirigente que ha conocido Bielorrusia desde 1994, preconiza tendencias resovietizadoras y prounión del mundo ruso. Minsk se ha mantenido siempre bajo la órbita de Moscú. Su política exterior está subordinada a Rusia, como lo demuestra el hecho de que dicho país utilizó territorio bielorruso para invadir Ucrania en febrero de 2022.

Las aproximaciones por parte de la UE no tuvieron excesivo éxito, resignándose los comunitarios a establecer una relación más a largo plazo, sin esperanza en lo relativo a avances en el sentido democrático y el estado de derecho, entre otras muchas esferas. Del alejamiento de Bielorrusia con respecto a la UE dan testimonio varios hechos, a saber: En primer lugar,  la brutal represión de las protestas tras el muy probable fraude electoral en agosto de 2020, en las que Lukashenko amagó con pedir ayuda a Rusia; en segundo lugar, un proceso de autocratización que se refuerza con la constitución de diciembre de 2021, el nuevo texto constitucional permite armas nucleares el territorio del país y la inmunidad del presidente de por vida, aun cuando se pusiera fin a su mandato. Lo dicho se complementó, como tercer elemento, con una visita de Putin al objeto de realizar unas maniobras militares conjuntas poco antes de la invasión de Ucrania. Con independencia del mensaje de poder ruso a Occidente, fue a la postre una preparación para la invasión de Ucrania desde territorio bielorruso.

Lukashenko, mediador «internacional»

En junio de 2023 el comandante de la compaía de mercenarios Wagner, Yevgeni Prigozhin acometyió un «no-golpe de Estado» (siempre negó que pretendiera derrocar a Putin) que resultó fallido. Según la versión oficial, fue el presidente bielorruso, Lukashenko, propició un acuerdo entre Putin y Prigozhin, a tenor del cual, el último desiste seguir el avance hacia Moscú a cambio de refugio en Bielorrusia, sin que Rusia le aplique cargos penales. Prigozhin  asegura que comprendió que no quería no queria derramar sangre rusa, sintiéndose, entonces, consciente de esta responsabilidad; todo en un mar de dudas y ninguna certeza, pues se considera sumamente raro Lukashenko actúe de manera autónoma, pues su política se supedita siempre a Moscú. Además es cuando menos discutible que, considerado por Putin un traidor, Prigozhin se exilie en la boca del lobo (mucho más sobre este asunto, aquí) ¿es Bielorrusia la «cobertura internacional» de Rusia para intentar finalizar un motin de mánera poco escandalosa?

En cualquier caso, a medio plazo, no es probable que Minsk se «independice» de la tutela rusa, sino todo contrario: que afiu lugar como apéndice de la Fedeación sa si, como parece, la compañía Wagner se «disuelve» en Rusia pero -¡qué cosas!- va a cambiar de «nacionalidad»… y es que es mejo ser un héroe en Bielorrusia, donde no molesta a nadie, que serlo en Rusia. Muy soviético todo: tú haces los coches, tú la ropa de cama y tú -en este caso- sede legal de mercenarios y, de paso, de armas nucleares.

 

Esta entrada, actualizada y revisada,  es parte de mi artículo…

RANDO CASERMEIRO, Antonio Francisco. «Los constructos políticos de “mundo ruso” y “fraternidad eslava” a la luz de la invasión de Ucrania de 2022: el caso de Serbia. Foro internacional, 2022, vol. 62, no 4, p. 735-796.

https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0185-013X2022000400735&script=sci_arttext

La Federación Rusa utiliza dos herramientas para posibilitar o acrecentar su influencia, en especial en el ámbito eslavo: el “mundo ruso” y el constructo de la “fraternidad eslava”. La primera presenta dos manifestaciones: en primer lugar, la protección de las minorías rusas en un área que considera de influencia rusa (Transnistria en Moldavia, Osetia del Sur y Abjasia en Georgia, Crimea y el Dombás1 en Ucrania); en segundo lugar, al negar a ciertos Estados eslavos su carácter nacional, éstos pasan a ser considerados rusos, o una forma de serlo (Bielorrusia, Ucrania). En ambos casos, el corolario es un derecho de intervención para proteger a las minorías rusas.

En cuanto a la “fraternidad eslava”, el constructo se aplica a otros pueblos que, si bien no se consideran rusos, son para Rusia “hermanos eslavos”: es el caso de Serbia, que se aborda en el presente estudio. Así, la invención de la idea de una “fraternidad eslava” secular, de protección a la nación serbia, sirve a Rusia -en especial, desde la guerra de Kosovo- para incrementar su influencia en grandes sectores de la opinión pública serbia.

The political constructs of the “Russian world” and “Slavic Brotherhood” in the light of the 2022 Russian invasion of Ukraine: the case of Serbia

The Russian Federation uses two tools to facilitate and extend its influence in the Slavic post-Soviet sphere: the “Russian World,” and its twin idea “Slavic brotherhood.” The first tool is expressed in two ways: first, protection of Russian minorities in an area that Russia considers its sphere of influence (Transnistria in Moldova, South Ossetia and Abkhazia in Georgia, or Crimea and Donbas in Ukraine). Second, Russia denies the national character of certain states, such as Belarus and Ukraine. Instead, both are defined as Russians, or ways of being Russian. In either case, the consequence is that Russia reserves its right to (military) intervention to protect the Russian minorities.

Regarding the second tool, Slavic brotherhood, this construct is applied to other peoples who are not considered by the Kremlin to be Russians, but fellow Slavs. This is the case of Serbia, dealt with in this paper. Perpetuating the myth of “Slavic Brotherhood” allows Russia-particularly since the Kosovan war-to increase its influence in large sectors of Serbian public opinion.

Les construits politiques du « monde russe » et de la « fraternité slave » à la lumière de l’invasion de l’Ukraine en 2022: le cas de la Serbie

La Fédération de Russie utilise deux outils pour permettre ou accroître son influence, notamment dans la sphère slave: le « monde russe » et la validation de modèle de « Fraternité slave ». Le premier présente deux manifestations : premièrement, la protection des minorités russes dans une zone qu’elle considère comme d’influence russe (Transnistrie en Moldavie, Ossétie du Sud et Abkhazie en Géorgie, Crimée et Donbass en Ukraine) ; deuxièmement, en déniant à certains États slaves leur caractère national, ils en viennent à être considérés comme russes, ou l’étant d’une certaine manière (Biélorussie, Ukraine). Dans les deux cas, le corollaire est un droit d’intervention pour protéger les minorités russes.

Quant à la « fraternité slave », le construit s’applique à d’autres peuples qui, bien qu’ils ne se considèrent pas russes, sont pour la Russie des « frères slaves » : c’est le cas de la Serbie, lequel est abordé dans cette étude. Ainsi, l’invention de l’idée d’une « fraternité slave » laïque, pour protéger la nation serbe, sert à la Russie – surtout depuis la guerre du Kosovo – pour accroître son influence dans de larges secteurs de l’opinion publique serbe.

Mots clés : Balkans occidentaux; Serbie; Russie; invasion russe de l’Ukraine; monde russe; fraternité slave

Por Antonio Rando Casermeiro

Me llamo Antonio y nací en Santander en 1974, aunque soy, sobre todo, de Málaga. Soy licenciado en Derecho e Historia y doctor en Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales por la universidad de Málaga y quisiera dedicarme a ello. Soy un apasionado desde pequeño del este de Europa, especialmente de los Balcanes y Yugoslavia. Me encantan las relaciones internacionales y concibo escribir sobre ellas como una especie de cuento. Soy apasionado de escribir también cuentos y otras cosillas. Desde 2013 resido en Colonia (Alemania)

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