La era Milošević (1987-2000)
Ya vimos en la entrada anterior de esta serie como la situación política, social y económica de Yugoslavia se estaba deteriorando de manera irreversible. Las contradicciones, la crisis económica y la falta de un líder carismático como Tito (que había fallecido en 1980) precipitaron los acontecimientos. Los líderes que vinieron después en las distintas repúblicas, en especial Slobodan Milošević acabaron por dar el toque de gracia a una situación terminal. Los que asistimos a la muerte de Yugoslavia -al menos el niño que era yo entonces- vivimos los hechos con una sensación parecida a la de estar en un sueño. Simplemente Yugoslavia estaba ahí, un país “de toda la vida”… era como Checoslovaquia, como la URSS, como la RDA. Sin embargo, los dos últimos habían caído, como todo el telón de acero. Nos pilló un poco por sorpresa. Pero bueno…el telón de acero era el telón de acero, era pobre, gris, hermético…pero ¿Yugoslavia? Pero ¡si era un país casi “normal”! Con todo para muchos analistas lo que estaba clarísimo no era que Yugoslavia iba a desintegrarse, sino de que, además, lo haría de una forma muy violenta.
Slobodan Milošević ocupa el poder desde el año 1987 y su política agresiva, que culminó en la implosión (violenta) de la RFSY supuso el aislamiento internacional con respecto a Occidente, convirtiendo a Yugoslavia en estado “paria” de la comunidad internacional, objeto de numerosas sanciones como, por ejemplo, la Rusia de hoy: nos quedamos con dicho dato, pues será recurrente.
La URSS (ya tambaleante y en proceso de desintegración) actúa en principio de mediador, logrando el primer éxito diplomático al alojar cumbre de Moscú entre Gorvachov y George H. W. Bush. El primero, por su parte, continuó apoyando en la ONU las distintas medidas que se aprobaban contra Serbia, Con todo, la Unión Soviética se hallaba sumida en el caos y era ya un cadáver político: se disolvía en diciembre de 1991, siendo su sucesor la Federación Rusa. A tenor de la debilidad del nuevo estado, plantear Rusia su política exterior en clave soviética carecía de sentido, pues gran parte de la influencia internacional se había volatilizado. No era, pues, el momento de suscitar una política autónoma en un contexto de indefinición del propio estado. Así, apoya un principio resoluciones de la ONU contra Serbia.
Política exterior de la Federación Rusa con respecto a Serbia: apoyo al hermano… si conviene a mis intereses
El primer mandatario de la Federación, Boris Yeltsin elaboró una política exterior yugoslava consistente en secundar las posiciones occidentales. De acuerdo con lo dicho, se mostró partidario de la política europea de reconocimiento de Croacia, algo lógico y consecuente con su parecer: él mismo había contribuido a disolver la URSS aplicando la idea de autodeterminación de los pueblos. Yeltsin aceptaba, del mismo modo, el despliegue de tropas en la región croata de la Krajina, ocupada por Serbia: es la primera vez que Rusia aceptaba formar parte de una fuerza de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas.
Otras acciones de la política exterior rusa siguen en la línea del acuerdo con Occidente, como el plan de paz para Bosnia-Herzegovina (BiH) Vance-Owen (1993), al que Estados Unidos se opone lanzando un contraplan que combina ataques aéreos con el fin del embargo de armas para BiH (“lift and strike”) con el que Rusia sigue estando de acuerdo. Hasta el momento, Rusia se comporta más como mediador imparcial que como aquel hermano en que insiste la diplomacia rusa del siglo XXI. Pero la posición de Yeltsin cambiará a una política más independiente de la línea occidental. La razón hay que buscarla en las fisuras entre los aliados occidentales y las presiones de sectores ultraderechistas en la Duma – quienes acusan a Yeltsin de traidor al “hermano” serbio. Se inaugura así un apoyo más decisivo a Yugoslavia (desde 1992, República Federal de Yugoslavia, RFY, integrada sólo por Serbia y Montenegro). Ejemplos que confirman esta línea abundan, a saber: votar en la ONU en contra de la campaña de bombardeos contra objetivos serbobosnios Deliberate Force 1. El ministro de exteriores ruso Vitali Churkin, enviado especial del presidente ruso para Yugoslavia (más tarde hombre fuerte de Putin en la ONU) actúa como máximo valedor de los intereses de los serbobosnios de Karadžić, suscitando incluso dudas sobre si convenía un aliado de tal radicalismo. Sin embargo, es de recibo realizar algunos matices:
La Federación Rusa: entre lo que realmente podía llevar a cabo y la tozuda realidad
En primer lugar, Rusia no poseía tanta influencia sobre los serbobosnios como quería hacer ver, si bien estos estaban necesitados de un actor internacional que apoyara sus tesis; segundo, el apoyo a la RFY obedece también a razones de consumo interno, en un momento en que el ultranacionalista paneslavista Vladimir Zhirinovsky gozaba de predicamento en la opinión pública rusa; en tercer lugar, Rusia no tuvo reparo alguno en distanciarse públicamente de su aliado serbio cuando el apoyo al mismo perjudicaba su imagen: se trataba de recuperar el prestigio soviético y de contener a Occidente en el espacio postsoviético: no se trata de ayudar al hermano serbio sino de usarlo para el fin aludido . En cuarto lugar y frente a lo que pudiera parecer, Rusia no iba por su cuenta apuntalando a su protegido contra viento y marea: la retórica nacionalista y agresiva es distinta de lo que se halla en los archivos de la ONU, que certifican que en la inmensa mayoría de las ocasiones Rusia actuó buscando el consenso con otros actores y que no pocas veces fue un aliado de primer orden -en especial de Reino Unido y Francia– frente a Alemania, sobre todo en cuanto al reconocimiento de Eslovenia y Croacia. Por último, se achaca a Moscú su oposición al uso de la fuerza, pero lo cierto es que las objeciones que realizaba el Kremlin en este sentido coincidían con las de las cancillerías europeas2 y estadounidenses 3.
Política exterior de Serbia con respecto a la Federación Rusa: siempre viene bien tener un hermano mayor fuerte… pero no tengo por qué hacerle caso
En cuanto a los serbios, veían en Rusia un influyente aliado que tenía poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que no obstó en manera alguna a ignorar las iniciativas diplomáticas rusas cuando les parecía oportuno, minando así el prestigio de una Rusia muy necesitada del mismo. A fin de cuentas, los rusos no estaban tan lejos de las posiciones occidentales y prueba de ello es el hecho de que sus tropas fueron, junto a las de Occidente, hostigadas y tomadas como rehenes en 1995. Este hecho llevó a Moscú a cerrar filas con Occidente y manifestar que no se opondría a una Fuerza de Reacción Rápida para proteger a los cascos azules sobre el terreno. Por añadidura, colabora en el despliegue de las fuerzas de paz de la IFOR (Implementation Force) tras el conflicto, con mayoría aplastante de tropas estadounidenses, o la SFOR (Stabilisation Force).
próxima entrada: La guerra de Kosovo y la astucia de Yevgueny Primakov
Esta entrada es parte de mi artículo, revisado y actualizado:
LOS CONSTRUCTOS POLÍTICOS DE “MUNDO RUSO” Y “FRATERNIDAD ESLAVA” A LA LUZ DE LA INVASIÓN DE UCRANIA DE 2022: EL CASO DE SERBIA
Resumen:
La Federación Rusa utiliza dos herramientas para posibilitar o acrecentar su influencia, en especial en el ámbito eslavo: el “mundo ruso”y el constructo de la“fraternidad eslava”. La primera presenta dos manifestaciones: en primer lugar, la protección de las minorías rusas en un área que considera de influencia rusa (Transnistria en Moldavia, Osetia del Sur y Abjasia en Georgia, Crimea y el Dombás1 en Ucrania); en segundo lugar, al negar a ciertos Estados eslavos su carácter nacional, éstos pasan a ser considerados rusos, o una forma de serlo (Bielorrusia, Ucrania). En ambos casos, el corolario es un derecho de intervención para proteger a las minorías rusas.En cuanto a la “fraternidad eslava”, el constructo se aplica a otros pueblos que, si bien no se consideran rusos, son para Rusia “hermanos eslavos”: es el caso de Serbia, que se aborda en el presente estudio. Así, la invención de la idea de una “fraternidad eslava” secular, de protección a la nación serbia, sirve a Rusia –en especial, desde la guerra de Kosovo– para incrementar su influencia en grandes sectores de la opinión pública serbia.
Palabras clave: Balcanes occidentales, Serbia, Rusia, invasión rusa de Ucrania, mundo ruso, fraternidad eslava.
THE POLITICAL CONSTRUCTS OF “RUSSIAN WORLD” AND “SLAVIC BROTHERHOOD” IN THE LIGHT OF THE 2022 RUSSIAN INVASION OF UKRAINE: THE CASE OF SERBIA
Abstract:
The Russian Federation uses two tools to facilitate and extend its influence in the Slavic post-Soviet sphere: the “Russian World,” and its twin idea “Slavic brotherhood.” The first tool is expressed in two ways: first, protection of Russian minorities in an area that Russia considers its sphere of influence (Transnistria in Moldova, South Ossetia and Abkhazia in Georgia, or Crimea and Donbas in Ukraine). Second, Russia denies the national character of cer-tain states, such as Belarus and Ukraine. Instead, both are defined as Russians, or ways of being Russian. In either case, the consequence is that Russia reserves its right to (military) intervention to protect the Russian minorities.Regarding the second tool, Slavic brotherhood, this construct is applied to other peoples who are not considered by the Kremlin to be Russians, but fellow Slavs. This is the case of Serbia, dealt with in this paper. Perpetuating the myth of “Slavic Brotherhood” allows Russia—particularly since the Kosovan war—to increase its influence in large sectors of Serbian public opinion.
Keywords: West Balkans, Serbia, Russia, Russian invasion of Ukraine, Russian world, Slavic Brotherhood.
LES CONSTRUITS POLITIQUES DU « MONDE RUSSE » ET DE LA « FRATERNITÉ SLAVE » À LA LUMIÈRE DE L’INVASION DE L’UKRAINE EN 2022: LE CAS DE LA SERBIE
Résumé:
La Fédération de Russie utilise deux outils pour permettre ou ac-croître son influence, notamment dans la sphère slave: le « monde russe »et la validation de modèle de« Fraternité slave ». Le premier présente deux manifestations : premièrement, la protection des minorités russes dans une zone qu’elle considère comme d’influence russe (Transnistrie en Moldavie, Ossétie du Sud et Abkhazie en Géorgie, Crimée et Donbass en Ukraine) ; deuxième-ment, en déniant à certains États slaves leur caractère national, ils en viennent à être considérés comme russes, ou l’étant d’une certaine manière (Biélorus-sie, Ukraine). Dans les deux cas, le corollaire est un droit d’intervention pour protéger les minorités russes.Quant à la « fraternité slave », le construit s’applique à d’autres peuples qui, bien qu’ils ne se considèrent pas russes, sont pour la Russie des « frères slaves » : c’est le cas de la Serbie, lequel est abordé dans cette étude. Ainsi, l’invention de l’idée d’une « fraternité slave » laïque, pour protéger la nation serbe, sert à la Russie – surtout depuis la guerre du Kosovo – pour accroître son influence dans de larges secteurs de l’opinion publique serbe.
Mots clés : Balkans occidentaux, Serbie, Russie, invasion russe de l’Ukraine, monde russe, fraternité slave