Continuamos con la tercera entrega del análisis de las relaciones entre Serbia y Rusia. Como ya se ha dicho en anteriores entradas, goza de gran predicamento entre la opinión pública serbia la idea de que Rusia ha sido siempre un «hermano mayor» que está siempre ahí para «ayudar». Hoy, analizamos el siguiente período histórico para comprobar que tampoco hay atisbos de tal relación.

Entreguerras y la Segunda Guerra Mundial (1918-1948)

División administrativa durante el Reino de Yugoslavia

Tras la Gran Guerra tiene lugar la creación del Reino de Serbios, Croatas y Eslovenos. Las razones de su creación obedecen -yugoslavismo previo aparte- al miedo a reivindicaciones territoriales de otras potencias, algo que resultó fundado: por una parte Italia, que primero apoya a los ustaše croatas de Ante Pavelić y, posteriormente, intenta invadir Yugoslavia; en segundo lugar, la Alemania de Hitler (en colaboración con Hungría y Bulgaria) , con la ocupación, desmembramiento y colaboración con los ustaše y también con los monárquicos de Dragoljub «Draža» Mihajlović . Por último, La URSS. Es, en principio, un aliado, pero Yugoslavia recela del poder de Moscú: y se verá que tampoco faltaban razones para ello. Poco más tarde, en el contexto de guerra civil en Grecia (marzo de 1946-octubre de 1949) Moscú apoyó a los yugoslavos si bien, para disgusto de Stalin, Yugoslavia no sería un títere como el resto de los países del Este.

Guerra Fría, Coexistencia Pacífica y distensión (1948-1991)

Josip Broz "Tito", 1961

El líder yugoslavo Josip Broz, «Tito» (1892-1980), Biblioteca Nacional de Eslovenia

Así, la política exterior soviética  vio a Yugoslavia desde 1948 como una amenaza para la cohesión del bloque socialista: una prueba de ello es la expulsión del país del Kominform.  Yugoslavia, por su parte, siguió un dinámico camino separado del resto del mundo socialista. Así, destacaba como líder del Movimiento de Países no Alienados (NOAL) y poseía su propia versión del socialismo: su socialismo autogestionario (1950), lo que implicaba demostrar que otra vía era posible dentro del socialismo. Ello, como se ha dicho, cuestionaba a la URSS: las tensiones entre los dos países crecieron y hubo incluso planes por parte de Moscú de invadir Yugoslavia,  aunque lo impidió el estallido de la Guerra de Corea (1950). El corolario de lo expuesto es la conciencia por parte de Tito de que el hermano mayor eslavo era el principal enemigo. Occidente, por su parte, no dejó a Yugoslavia a merced de la URSS y la apoyó militar y financieramente, firmando la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) diversos tratados de cooperación y asistencia económica.

Entre tanto, Moscú se afanaba en desestabilizar Yugoslavia (una táctica de la que tomaría nota Vladimir Putin en el siglo XXI en «su» mundo ruso postsoviético ) atizando las rivalidades entre las distintas repúblicas y favoreciendo la emergencia de grupos prosoviéticos, reservándose una intervención militar que, si no se dio, fue por la presencia disuasoria de la OTAN. Así pues, los lazos entre la URSS y Yugoslavia estuvieron rotos hasta al menos la muerte de Stalin en 1953. Con Nikita Jrushchov en el poder  en Moscú (1953-1964), la situación se suaviza y Tito se entiende mejor con el nuevo inquilino del Kremlin aunque  la URSS se ve a sí mismo como el patrón indiscutible/hermano mayor de la relación, no aceptando en realidad el comunismo autogestionario. De este modo, los soviéticos continúan en realidad en su labor de zapa, ahora dentro otro escenario: de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia (LCY)

Durante el mandato de Brézhnev (1964-1982), la relación con Yugoslavia (desde 1963, República Federal Socialista de Yugoslavia, RFSY) variaba en función de los cambios propugnados por esta, a tenor de las reformas tendentes a una mayor democratización, o las que introducían elementos de economía de mercado. No obstante, el punto de inflexión llega en 1968 con la invasión soviética de Checoslovaquia y la pasividad occidental al respecto: yugoslavos y rumanos temen ser ellos los próximos, aunque Moscú, imbuido en otros problemas y otros escenarios, no va a llegar a intervenir. Con todo, para muchos analistas soviéticos la disolución de Yugoslavia era necesaria, pues ponía en peligro la propia existencia del Pacto de Varsovia y el comunismo europeo.

Iniciada la década de 1980, que coincide con la muerte de Josip Broz Tito, seguían gozando de buena reputación el socialismo autogestionario y la política de no alineamiento, lo que no podía complacer a los soviéticos. No obstante,  Yugoslavia se encuentra en aprietos: atraviesa una fuerte  crisis económica y, por dicha razón el enfoque de Moscú cambia, intentando que fuera Belgrado, necesitado de ayuda, quien acudiera a la URSS. Mijaíl Gorvachov (1985-1991) sigue a su predecesor. Su perestroika vino a suavizar un poco la intolerancia a la especificidad yugoslava, aplicando un mayor pragmatismo a la política exterior soviética. Así, durante los años 1985-1988 se se prodigan las visitas mutuas, lo que potenció el entendimiento bilateral. También es cierto que la difícil situación económica de la RSFY propició un mayor acercamiento.

Empero, quien iba a salvar a Yugoslavia no sería la URSS, sumida también en dificultades económicas y políticas, sino Estados Unidos con sus créditos. Como conclusión a este período de la historia de las relaciones serbo-rusas, tampoco hay rastro de la supuesta hermandad entre los dos países sino, más bien, todo lo contrario

En la siguiente etapa, entroncamos con el presente y analizaremos un período tan crucial como apasionate para la historia deYugoslavia y sus repúblicas, la última fase, pilotada en gran parte poe Slobodan Milošević

 

 

 

Esta entrada es parte de mi artículo, revisado y actualizado:

LOS CONSTRUCTOS POLÍTICOS DE “MUNDO RUSO” Y “FRATERNIDAD ESLAVA” A LA LUZ DE LA INVASIÓN DE UCRANIA DE 2022: EL CASO DE SERBIA

 

Resumen:

La Federación Rusa utiliza dos herramientas para posibilitar o acrecentar su influencia, en especial en el ámbito eslavo: el “mundo ruso”y el constructo de la“fraternidad eslava”. La primera presenta dos manifestaciones: en primer lugar, la protección de las minorías rusas en un área que considera de influencia rusa (Transnistria en Moldavia, Osetia del Sur y Abjasia en Georgia, Crimea y el Dombás1 en Ucrania); en segundo lugar, al negar a ciertos Estados eslavos su carácter nacional, éstos pasan a ser considerados rusos, o una forma de serlo (Bielorrusia, Ucrania). En ambos casos, el corolario es un derecho de intervención para proteger a las minorías rusas.En cuanto a la “fraternidad eslava”, el constructo se aplica a otros pueblos que, si bien no se consideran rusos, son para Rusia “hermanos eslavos”: es el caso de Serbia, que se aborda en el presente estudio. Así, la invención de la idea de una “fraternidad eslava” secular, de protección a la nación serbia, sirve a Rusia –en especial, desde la guerra de Kosovo– para incrementar su influencia en grandes sectores de la opinión pública serbia.

Palabras clave: Balcanes occidentales, Serbia, Rusia, invasión rusa de Ucrania, mundo ruso, fraternidad eslava.

 

THE POLITICAL CONSTRUCTS OF “RUSSIAN WORLD” AND “SLAVIC BROTHERHOOD” IN THE LIGHT OF THE 2022 RUSSIAN INVASION OF UKRAINE: THE CASE OF SERBIA

Abstract:

The Russian Federation uses two tools to facilitate and extend its influence in the Slavic post-Soviet sphere: the “Russian World,” and its twin idea “Slavic brotherhood.” The first tool is expressed in two ways: first, protection of Russian minorities in an area that Russia considers its sphere of influence (Transnistria in Moldova, South Ossetia and Abkhazia in Georgia, or Crimea and Donbas in Ukraine). Second, Russia denies the national character of cer-tain states, such as Belarus and Ukraine. Instead, both are defined as Russians, or ways of being Russian. In either case, the consequence is that Russia reserves its right to (military) intervention to protect the Russian minorities.Regarding the second tool, Slavic brotherhood, this construct is applied to other peoples who are not considered by the Kremlin to be Russians, but fellow Slavs. This is the case of Serbia, dealt with in this paper. Perpetuating the myth of “Slavic Brotherhood” allows Russia—particularly since the Kosovan war—to increase its influence in large sectors of Serbian public opinion.

Keywords: West Balkans, Serbia, Russia, Russian invasion of Ukraine, Russian world, Slavic Brotherhood.

 

LES CONSTRUITS POLITIQUES DU « MONDE RUSSE » ET DE LA « FRATERNITÉ SLAVE » À LA LUMIÈRE DE L’INVASION DE L’UKRAINE EN 2022: LE CAS DE LA SERBIE

Résumé:

La Fédération de Russie utilise deux outils pour permettre ou ac-croître son influence, notamment dans la sphère slave: le « monde russe »et la validation de modèle de« Fraternité slave ». Le premier présente deux manifestations : premièrement, la protection des minorités russes dans une zone qu’elle considère comme d’influence russe (Transnistrie en Moldavie, Ossétie du Sud et Abkhazie en Géorgie, Crimée et Donbass en Ukraine) ; deuxième-ment, en déniant à certains États slaves leur caractère national, ils en viennent à être considérés comme russes, ou l’étant d’une certaine manière (Biélorus-sie, Ukraine). Dans les deux cas, le corollaire est un droit d’intervention pour protéger les minorités russes.Quant à la « fraternité slave », le construit s’applique à d’autres peuples qui, bien qu’ils ne se considèrent pas russes, sont pour la Russie des « frères slaves » : c’est le cas de la Serbie, lequel est abordé dans cette étude. Ainsi, l’invention de l’idée d’une « fraternité slave » laïque, pour protéger la nation serbe, sert à la Russie – surtout depuis la guerre du Kosovo – pour accroître son influence dans de larges secteurs de l’opinion publique serbe.

Mots clés : Balkans occidentaux, Serbie, Russie, invasion russe de l’Ukraine, monde russe, fraternité slave

 

Por Antonio Rando Casermeiro

Me llamo Antonio y nací en Santander en 1974, aunque soy, sobre todo, de Málaga. Soy licenciado en Derecho e Historia y doctor en Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales por la universidad de Málaga y quisiera dedicarme a ello. Soy un apasionado desde pequeño del este de Europa, especialmente de los Balcanes y Yugoslavia. Me encantan las relaciones internacionales y concibo escribir sobre ellas como una especie de cuento. Soy apasionado de escribir también cuentos y otras cosillas. Desde 2013 resido en Colonia (Alemania)

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