créditos de la foto: Leon Overweel de unsplash.com
Bienvenidos a esta nueva sección. Como veréis, no sé cómo llamarla.
Por la familia y por la vida, permanezco estrechamente vinculado a dicha región -hablaremos después si debe llamarse así. Es cierto que mi «jurisdicción» no suele abarcar las Américas. Pero en este mundo está todo relacionado y, además, ya va siendo hora.
Ya he tratado aquí en sucesivas entradas el neopopulismo y el ultraderechismo de los Balcanes y Europa del Este o Rusia, saltando un poco a España. En realidad, el tema no me es para nada ajeno, en algún artículo (en el horno) ya he abordado estos asuntos: la lucha contra el cambio climático y el neopopulismo, temáticas en las que ejerzo alguna colaboración.
Con todo, la victoria en las lecciones argentinas del ultraderechista Javier Milei, ha convertido en perentorio inaugurar esta nueva sección, aún sin denominación clara porque…»América Latina» no se sabe exactamente que es. Y no se sabe porque el término es inexacto y etéreo con avaricia. De ello hablaremos en esta entrada.
¿América Latina?
¿América Latina? Para nada. No me agrada tal denominación, aunque sea un término universalmente extendido y aceptado. Y no soy nada original con la idea pero, a poco que se le dedique una reflexión, no se sostiene.
¿Latinos?
En primer lugar hablaremos de los habitantes de América latina, que son… pues…los latinos, claro. Muy bien pero ¿qué se entiende por latinos? está claro, dirán algunos, los de América Latina. Pero no quiero entrar en bucle, porque ello es lo que nos ha llevado donde nos encontramos. Latinos aquellos que hablan una lengua latina como español, portugués…esos europeos que empezaron a llegar a partir del siglo XVI. ¿Francés también? Los franceses llegaron después. Hablaremos luego de ellos porque tienen mucho que decir.
De momento, una cosa está clara: el concepto de América Latina se contrapone al de América anglosajona. Algunos alemanes, como Hegel, ahondaban en la diferenciación: la América del Norte es la emprendedora, la guay. Y la del sur…pues no, una gente sin espíritu, destinada a no dejar ni polvo en los anaqueles de la Historia. Es que se dice del pensador que para él la modernidad era muy importante. De ahí su obsesión. UN poco lo de siempre no me irás a comprar a un laborioso alemán con un vagueta andaluz o un portugués. Si es esa gente la que en su mayor parte ha colonizado América…sobran las palabras. De acuerdo con estos planteamientos, sólo si el norte se expandía al sur, habría alguna esperanza.. Simpático el Georg Wilhelm Friedrich ¿eh? Esta idea ha calado no sólo en los alemanes.
Una variante de lo dicho se encarna en el político y economista francés Michel Chevalier quien, allá por el segundo tercio del XIX, hablaba de dos civilizaciones: la anglosajona, laboriosa, respetuosa de sus instituciones pero que discriminaba lo que no fuera ella misma (no era su intención, pero no andaba descaminado); por contra la otra civilización es…el sur: bárbaros, impulsivos, de instituciones frágiles porque, a diferencia de los anglosajones no las respetan. Más de lo mismo: África empieza en los Pirineos, los Balcanes o Italia del Sur,más o menos, dicho con racismo, sí. Pues bien: ambas civilizaciones quedan frente a frente en «Latinoamérica»
Los estadounidenses han tratado a la región como si, efectivamente, no tuviera nada que decir. No sin permiso del Tío Sam, se entiende.
El término América Latina fue acuñado por el político chileno Francisco Bilbao Barquín (1823-1865). En principio contenía a México y América central, donde Estados Unidos, en plena Doctrina Monroe . Su lema era América para los americanos, nada de potencias europeas, eso ya pasó a la historia. Se les olvidó un pequeño detalle: nada de europeos, que para eso estamos nosotros. Un profesor mío lo definía así: América para los americanos…del norte. De ahí parece que data «América» para referirse a Estados Unidos: es un discurso de poder, que indica que toda América es suya. Por eso, aparte de inexacto, está cargado por el diablo. Me niego a utilizarlo. Tampoco son norteamericanos, porque lo son los mexicanos y los canadienses. De lo que no cabe duda es de que se han vendido muy bien y medio mundo se lo ha comprado. Tampoco es raro ver a un argentino o un guatemalteco hablando de «americanos» para referirse a Estados Unidos, como si ellos no fueran América. Ojo con los conceptos, que no son inocentes ni inocuos. Lo veremos en la siguiente entrada.
Volviendo a los estadounidenses y sus pretensiones hegemónicas sobre el continente, veían «armas de destrucción masiva» en aquellos países de cuyo territorio querían apropiarse o sobre los que tenían intereses o les molestaban en su «idea»: mi colchón de seguridad, ni tocarlo, lo que se conoce como zona de seguridad estratégica. Vale: las armas nucleares no existían entonces, pero tampoco existían en Irak en el siglo XXI. No vamos a discutir por eso.
Así, el término de «América Latina»es utilizado por el aludido Francisco Bilbao en clave de rivalidad, no cultural: están los EE.UU., que intentan apropiarse de todo (ya se habían llevado medio México por entonces), y los que no somos ellos, los que queremos defendernos de ellos.
Los franceses (otra vez)
Pero he aquí que a los franceses este termino les pareció de lo más interesante, pues legitimaba lo que querían hacer. En México no había armas de destrucción masiva, pero parecido: les debían dinero a los franceses. Y qué mejor para cobrarse que montar un imperio en el México constitucional. Así, Napoleón III de Francia mandó al pobre Maximiliano de Habsburgo, hermano del famoso emperador austríaco Francisco José. Lo de «América Latina» venía a los franceses de perlas, pues, al fin y al cabo, ellos también eran latinos, porque hablaban un idioma que viene del latín, y por allí no se hablaba salvo en algunas Antillas, pero la cuestión: en esa zona se habla español, que es un idioma latino, y ellos también hablan un idioma que deriva de la vieja Roma. Así que «yo tengo derecho a estar aquí«, también tengo mi punto latino. Y, al emplear el vocablo latino, se consigue de paso ¡o se persigue, mejor dicho— quitar el monopolio a España de la región. Era mejor diluirlo todo en una latinidad que no quería decir nada que reconocer a España el mérito cultural o de otra índole.
aunque seáis unos brutos (esto más o menos, lo decía otro francés: Poucel). Estados Unidos, absténganse: sois anglosajones… y estáis en plena Guerra de Secesión, además. De hecho, el conflicto también supone un triunfo del norte industrial sobre el sur esclavista de las plantaciones en el que el norte, con el sur a sus órdenes pudo consolidar su expansión industrial y convertirse en potencia continental.
¿Son latinos todos los latinoamericanos?
Pero el término «latino» no es justo, porque deja fuera a la población indígena y afrodescendiente que no había pedido ser latina. Latinos son, al fin y al cabo, europeos. Ya estaba bien de tanto eurocentrismo, que hasta cómo nos llamamos viene de ellos, como decía José Martí. El poeta, revolucionario y pensador cubano, respondiendo en diferido al mencionado Hegel —y a otros que pensaban como él— afirmaba que no, que los pueblos de la América no anglosajona no es que fueran unos inútiles llenos de violencia, sino que eso venía de la tradición violenta de europeos y estadounidenses desde hace milenios y siglos, que no dejaban desarrollarse en paz a los pueblos: razón no le faltaba.
En conclusión, por América Latina se entendería todo lo que va desde la frontera sur de Estados Unidos a la Tierra del Fuego chileno-argentina.
Con todo, el término tuvo su éxito
Sin embargo si hablamos de América Latina, debemos hacer referencia a algo más intrincado que lo dicho. Latinoamérica no es sólo un » americano no anglosajón», aunque tenga mucho que ver con él. No sólo fueron los de arriba, sino también europeos como los franceses o incluso los españoles, con proyectos de reconquista al menos parcial del antiguo imperio.
Así las cosas, ¿cómo le podemos llamar? Pues seguramente, América Latina, aunque yo optaré más por hablar de Norteamérica, Centroamérica o Suramérica. El problema es que norteamericanos son, como se ha dicho, también los mexicanos e incluso los puertoriqueños.
Sucede algo parecido a llamar «Europa» a la Unión Europea, cuando existen países como Ucrania, Georgia, Moldavia, los Balcanes Occidentales o, por qué no, la Rusia europea, que también son Europa. Incluso dentro de los Balcanes Occidentales, existen los WB5 o los WB6 (candidatos a la UE), según se considere que Kosovo es un país o no: lo es, pero no lo es.
Con dichos antecedentes, estamos como empezamos. Así que utilizaré América Latina cuando sea demasiado incómodo utilizar otros términos, y América del Sur, Centroamérica, América del Norte, Caribe, etc. Otras opciones pasan por «países de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) pero, claro, lleva incluido «latinoamericano», por lo que la volvemos a liar. También se habla de Iberoamérica, que hace referencia a los pueblos peninsulares que colonizaron la región, pero de nuevo quedan fuera indígenas y afrodescendientes. Además, tiene fuertes connotaciones políticas que hoy, a más inri, muy del gusto de la ultraderecha española, por ejemplo.
Del tema hay artículos y entradas que tratan el tema de manera más profunda, como:
AMIUNE, José Miguel, «La invención de América Latina», Mercosur ABC, 06/01/2021,en: https://www.mercosurabc.com.ar/la-invencion-de-america-latina
PATO, Enrique, «En torno a «nuestra» identidad hispana» Hispanophone Lengua, 3/11/ 2021, en: https://hispanophone.ca/2021/11/03/en-torno-a-nuestra-identidad-hispana/
Torres Martínez, Rubén, « Sobre el concepto de América Latina ¿Invención francesa? », Cahiers d’études romanes [En ligne], 32 | 2016, mis en ligne le 07 avril 2017, consulté le 20 novembre 2023. URL : http://journals.openedition.org/etudesromanes/5141 ; DOI : https://doi.org/10.4000/etudesromanes.5141