A finales del mes pasado (24/05/2023) Milorad Dodik, presidente de la Republika Srpska (RS, una de las dos entidades que integran Bosnia-Herzegovina (BiH), con predominancia de etnia serbia) visitó a Vladimir Putin en Moscú.Ello será el núcleo de la presente entrada.
Sin embargo, antes de comenzar, es preciso llevar a cabo un pequeño apunte introductorio sobre BiH.
Bosnia-Herzegovina: una estructura federal compleja
BiH debe su configuración a los acuerdos de paz de Dayton (1995). Constituye un entramado de muy compleja arquitectura: se trata de una república (¿con?)federal integrada por dos entidades, la Federación de Bosnia y Herzegovina (FBiH) y la República Srpska. La primera fija su capitalidad en Sarajevo y la componen las etnias croata y bosníaca, grupos que lucharon entre sí durante las guerras de los años 1990 y a los que EEUU obligó a entenderse, lo que costó porque Croacia quería, como Serbia, su parte del pastel bosnio. En cuanto a la RS, su capital oficial es Istočno Sarajevo o Sarajevo Oriental, delque hablaremos, aunque en la práctica es Banja Luka.
Las fuerzas armadas, eso sí, son comunes. Se tenía claro que no se querían separadas como durante la guerra. No fue fácil -y no lo sigue siendo- que fuerzas que estuvieron enfrentadas de manera tan cruenta formen parte de un mismo ejército.
Ambas entidades tienen amplisimas competencias. Como se verá después, más de los que les corresponden en algún caso, y reacias a soltarlas, lo que hace muy difícil su ingreso en la UE, pues BiH es un país candidato a la adhesión. Además tienen sistemas judiciales y policía propios. A esta madeja administrativa, se añade el distrito de Brčko, en teoría parte de la FBiH pero que va un poco por libre, con su propia policía, por cierto. Parte en dos la RS y es algo similar a la isla de los Faisanes hipanofrancesa: ambos, RS y FBiH tienen un poco atribuciones sobre ella… y ambos la reclaman, por supuesto. Además alberga, por así decirlo la única «ciudad libre» de Europa: Brčko. Urbes de este tipo fueron Danzig (hoy la polaca Gdansk, quizá la más parecida a la Brčko de hoy), Cracovia, Hamburgo, Bremen o Lübeck. Qué mejor que dejar hablar al preámbulo del propio estatuto de Brčko, que estipula lo siguiente:
Con el objetivo de contribuir a la paz permanente y justa en Bosnia y Herzegovina, respetando la identidad nacional, religiosa y cultural de todas las personas, así como el derecho de los ciudadanos a participar en la conducción de los asuntos públicos, sobre la base del Acuerdo Marco General para la Paz, el Fallo Final del Tribunal de Arbitraje para la Disputa sobre la Línea de Demarcación entre Entidades en el Área de Brčko, y la Constitución de Bosnia y Herzegovina (..).
Esto no es todo: FBiH se subdivide, a su vez, en 10 cantones -similar a Suiza-, cada uno de ellos con amplias competencias e incluso «primer ministro», con preeminencia de una determinada etnia, bien croata, bien bosníaca. Además de los cantones, cabe citar cuatro ciudades autónomas con estatus especial: la mencionada Brčko o Sarajevo, que cuenta con una parte bosniocroata y otra serbobosnia: ¿se acuerdan del Berlín dividido? Este caso es similar, pero de facto.
La capital federal es Sarajevo, donde residen las instituciones comunes como el parlamento y la presidencia del país. Sin embargo, nada es tal fácil como parece
La presidencia está compuesta por tres representantes de cada etnia: bosníaca (musulmanes) serbia y croata
En cuanto al parlamento, como no podía se de otra forma, también tiene sus «cuotas étnicas». Se divide en dos cámaras
- Cámara de los Pueblos, compuesta de 15 delegados, 10 de la «Federación de Bosnia y Herzegovina y 5 de la RS
- Cámara de Representantes, divididos en 28 diputados de la FBiH y 14 de la RS.
Huelga decir que cada acuerdo o legislación que se intente sacar adelante debe contar con un complicado quórum en el que no se dé predominancia a ninguna etnia en particular.
Por si todo esto no fuera ya enrevesado en sí mismo, BiH se encuentra tutelada por la UE, en una especie de protectorado de la ONU sobre el país, que no tendría soberanía plena, en este sentido, con independencia de que el país -o sus entidades- actúe como tal.
Como conclusión, podría decirse que la estructura de BiH supone el más difícil todavía: si la Yugoslavia de Tito era un estado federal muy complejo, BiH lo es aún más.
La visita de Dodik a Putin
La Republika Srpska de Dodik y Serbia de Vučić tienen una relación muy cordial. En lo personal, ambos líderes muestran sintonía; en política exterior, en el capítulo de la posición con respecto a Rusia y la guerra de Ucrania también coinciden. Así, ambos territorios no aplican las sanciones contra Rusia (desde 2014). Ello contradice la posición de la Unión Europea, molesta por cómo un país que aspira a formar parte de la Unión va por su cuenta en algo tan sensible para la UE. Algunos líderes políticos y figuras prominentes en la Republika Srpska han expresado su afinidad y apoyo hacia Rusia. La cooperación bilateral es fluida, con diversos encuentros entre líderes políticos de los dos territorios, muchos de ellos al máximo nivel, como la visita que da pie a la presente entrada.
La reunión que sirve de entrada a este artículo es la tercera desde que Ucrania fue invadida, lo que atestigua el nivel de afinidad entre ambos líderes. En el ámbito económico, se han firmado acuerdos y proyectos de inversión entre empresas rusas y entidades de la RS. En la cumbre se anuncia que se profundizará en la colaboración srpsko-rusa
Volviendo a la visita, lo allí declarado sigue una línea muy precisa que comparten Serbia y la RS en torno al contencioso de Ucrania y el enfoque ruso de la cuestión. Las declaraciones emitidas en toda visita de estado 1 son siempre un muestrario de las líneas políticas. Procedo a enumerar – y analizar- las más importantes:
- en primer lugar, Dodik sigue el argumentario ruso sobre la guerra de Ucrania: primero, denomina también la invasión como «operación especial», por lo que no condenó el ataque, algo que si hicieron los otros miembros de la presidencia colectiva de BiH; segundo; sostiene que la decisión tomada de la invasión de Ucrania tiene como fin proteger la seguridad rusa, amenazada por la expansión de la OTAN, que atentaría contra el propio ser ruso. En este sentido, Miroslav Dodik es uno de los más firmes detractores al acercamiento de BiH a la OTAN. Rusia sería víctima, no agresor. Como un recetario, Serbia y la RS lo aplican siempre en toda declaración.
- Lo dicho cuadra muy bien con el discurso victimista de Serbia en este sentido: Occidente le tiene manía a los serbios, es antiserbio: lo veremos despues al hilo de los acuerdos de Dayton
- De acuerdo con esto, no se trata de una guerra entre Rusia Ucrania, sino de un conflicto más amplio entre Occidente y Rusia, del que Ucrania sería un componente más.
- Los socios occidentales presionan a la RS y a Serbia; estarían imponiendo una política frente a la que no cabe oposición. Occidente y la UE cercenan la libertad de países soberanos, que no quieren participar en la «paranoia» occidental y europea sobre Rusia. Este discurso se da también en Hungría y Polonia y por supuesto en Serbia. De hecho, los índices de rechazo a la UE se dan en la RS, contrastando con el resto de los miembros de la federación bosnia y otros países balcánicos. También se cuenta a Dodik como uno de los más furibundos antioccidentales de la zona. El siguiente punto es muy ilustrativo:
- De este modo, Dayton sería una imposición occidental, un Diktat camuflado en supuesto derecho internacional, no un acuerdo de paz. Es Dayton es la bestia negra de Dodik, pues para él supone no poder incorporar su entidad bosnia a Serbia. De hecho, era ese el objetivo de la guerra. Occidente, por no aprobar los resultados de la limpieza étnica llevada a cabo por los serbosnios en Bosnia (interesante apuntar que no fue la única en la antigua Yugoslavia), vio como mal menor una Bosnia dividida en zonas étnicas: precisamente lo que la ONU y la UE quería evitar. Se cantonalizó el territorio…pero, al final, se dan los resultados que se planearon con la agresión armada. Por cierto, que cada vez más ha adoptado Dodik posiciones negacionistas respecto al genocidio perpetrado por las fuerzas serbobosnias en BiH durante las guerras de 1990.
Evidentemente -y forzosamente- Putin y Dodik tienen que estar de acuerdo en una cosa: Putin quiere incorporar a los «rusos» de Ucrania» y Dodik quiere -aunque no lo diga alto- que los serbios de la RS y su territorio se integren en Serbia. Por todo lo dicho, Dodik es reacio a implementar los aspectos civiles de los acuerdos de Dayton, atreviéndose, incluso a adquirir para su RS competencias que pertenecen al gobierno federal, además de otras obstaculizaciones y provocaciones. A causa de tal actitud, recibió el rechazo de la Oficina del Alto Representante (OHR), encargada de supervisar la implementación civil de los Acuerdos de Dayton y dependiente de la ONU y administrada por la UE. Por añadidura, cabe citar también las sanciones que impusieron Estados Unidos y el Reino Unido a la RS por la misma causa.
6. Dodik considera hostiles las sanciones que se imponen a Rusia. Un discurso en el que ya se tiene experiencia entre los radicales serbios o serbobosnios: no en vano las sufrieron durante los conflictos armados de los años 1990. Entonces era Rusia quien se oponia, aunque con la boca pequeña porque la situación era otra. Por tanto, las posiciones serbia y srpska no podrían ser distintas. Serbia además – Dodik se siente incluido- no podrían, de acuerdo con lo esbozado, sancionar a un país que nunca les ha sancionado.
En cuanto a Putin, más argumentario de manual: da las gracias a Dodik por mantener la «neutralidad» en el asunto de Ucrania, entendiendo por neutralidad no meterse en lo que Rusia haga en Ucrania, pues ya hemos visto que es «cuestión de seguridad» rusa -casi asuntos internos, para entendernos. De este modo, Rusia agradece a su principal cliente balcánico el apoyo prestado: un magnífico ejemplo de la herramienta de poder blando rusa «fraternidad eslava». Tendremos ocasión de verlo en posteriores entradas en este «hilo» que abro ahora.
Ni que decir tiene que el anuncio de este refuerzo de la colaboración entre Rusia y la Republika Srpska no pudo sentar bien al la Unión Europea ni a Estados Unidos, quienes se desgañitan llamando al orden al líder serbobosnio – en un ejercicio de echar agua al mar- siendo ignorados continuamente.
En este sentido, el enésimo ataque más a la arquitectura daytoniana es -entre otros ejemplos- el intento – u ocurrencia- de dejar sin efecto en el territorio de la RS las decisiones del Tribunal Constitucional de BiH, ley promovida por Dodik. Finalmente dicha ley es dejada sin efecto por el Alto Representante al comenzar el mes de julio de 2023: otro motivo más para denostar su figura. Es muy posible que Dodik fuera perfectamente consciente de lo vano de su acción, pero lo que está claro es que consigue dos cosas: la primera, que la opinión pública siga votándolo en sucesivas elecciones por “defender” los intereses de unos serbobosnios; segunda: que dichos intereses -siempre según la narrativa dodikiana- se hayan cercados por las Federación de BiH y la Comunidad internacional -de la que el Alto Representante es la máxima figura- dispuestos siempre a aniquilar la identidad serbobosnia.
Epílogo: Un «soplo de aire fresco» que se fue caldeando
En realidad, cabe más hablar -tomando prestado un vocablo cinematográfico muy en boga- de «precuela»: en 1998, Madelaine Allbright, Secretaria de Estado de EE.UU., se felicitaba por que hubiera llegado al poder en la RS un joven treintañero llamado Miroslav Dodik. «Este chico vale mucho» – debió pensar la política estadounidense. En efecto, el líder serbobosnio era una especie de socialdemócrata moderado, que se había mantenido al margen de la espiral de odio y violencia étnicas que sacudían los restos de lo que fue Yugoslavia. En su momento, clamó contra los excesos de los líderes serbobosnios Radovan Karadžić y Ratko Mladić, llamando al último «carnicero de Bosnia» y pidiendo la extradición de ambas personas al Tribunal Penal para la Antigua Yugoslavia. Por todo ello, Allbright consideraba que el joven político era «un soplo de aire fresco» en un ambiente tan enrarecido, y despachó inmediatamente una millonaria ayuda para la RS. Todo invita, pues, a pensar, que el aire fresco de entonces se encuetra, a día de hoy, algo viciado.