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El ministro de Asuntos exteriores español, José Manuel Albares, realizó a mediados de 2023  una gira por los Balcanes occidentales. Son casi todos los WB6 (aquí explico algo de eso), exceptuando Kosovo (país que España no reconoce) y Montenegro. Es una visita de preparación para la próxima presidencia española de la UE, que comienza en julio de 2023. Y muestra la prioridad de primer orden que para la UE representanlos Balcanes occidentales. Hasta donde se sabe, es la última frontera de la UE -en mucho tiempo, al menos. En total, el ministro español visitó cuatro países: Serbia, Bosnia-Herzegovina (BiH), Albania y Macedonia del Norte (SM).  De todos ellos hablaremos un poco, explicando – a partir de la noticia- particularidades de cada uno de ellos.

En primer lugar, conviene destacar que los países de la región forman parte del Proceso de Estabilización y Asociación (PAE) de la Unión Europea, desde los años 1999 y 2000, que consiste en el establecimiento de unas relaciones a largo plazo de estos países (en general, Europa suroriental), todos antaño pertenecientes al bloque del este y, por tanto, de pocas relaciones institucionales con la UE (entonces CEE). La única excepción era la muy sui generis Yugoslavia. En cualquier caso, al desitegrarse el país balcánico, hubo que empezar de nuevo con cada país, con el paso previo nada fácil de determinar qué estado sucedía a la malograda Yugoslavia.

En un principio, de manera especial con los países de la ex-Yugoslavia, se había ideado un plan de recuperacion de la guerra y fortalecimiento de lapaz. Con el tiempo, se abordó algo más ambicioso como la integración en la UE.   Por eso todos los países tienen firmado con la UE Pactos de Asociación y Estabilización, una mezcla de relaciones económicas, comerciales, culturales, y concesiones y asistencia económicas para preparar el país para su ingreso en la UE.

Aunque no forme parte de la visita, va a ocupar un espacio en esta entrada Montenegro, porque no tiene sentido dejarlo fuera. Kosovo, por su parte, va a tener la oportunidad de ser tratado en posteriores ocasiones, pero no creemos pertinente incluirlo en una entrada de relaciones internacionales con España, pues no existen de manera oficial. Con todo, España ha cooperado con Pristina en ámbitos que no prejuzgan su posición a favor de la integridad territorial de Serbia, como el humanitario, la ayuda a la reconstrucción tras la guerra, gobernanza y estado de derecho, además de cooperación cultural.

Hecha esta pequeña, digresión, pasamos a los países objeto de la gira española.

Serbia

Serbia constitutuó la primera escala. Allí el ministro fue recibido por la élite política serbia, desde Aleksandar Vučić, el presidente del país, a la primera ministra Ana Brnabić, pasando por el ministro de exteriores Ivica Dačić y la ministra de integración europea  Tanja Miščević. España mantiene con Serbia relaciones fluidas y es en principio un país con el que se es más proclive al entendimiento, pues España es el país de mayor peso de la UE que no reconoce como estado a Kosovo (los otros son Chipre, Grecia, Eslovaquia y Rumanía). Ello fortalece los lazos bilaterales, al menos los convierte en aliados en un aspecto.

España y Serbia establecieron relaciones diplomáticas en 2001: el contexto es el comienzo del proceso de integración -por entonces, más bien asociación- de Serbia en la UE. El país salía entonces lentamente de su aislamiento internacional, ocasionado por una década de conflictos armados con parte de sus vecinos. Las relaciones entre España y Serbia se caracterizan por  una cooperación cada vez mayor en áreas como el comercio (sobre todo desde los últimos años), la inversión, la cultura y la educación. En lo respectivo a la educación, destacan los convenios entre universidades cuyo resultado es que se imparta serbio en algunas universidades españolas (no demasiado, a decir verdad). En Alemania, por el contrario, existe poco serbio: se vendió mucho mejor el croata. Ambos idiomas son en esencia lo mismo, como comprar cubano y español, si bien desde la guerra se han potenciado más las diferentes variedades de dicho idioma común.

En el campo de la política internacional, España ha apoyado el proceso de integración de Serbia en la Unión Europea y ha trabajado para fortalecer las relaciones entre Serbia y la Unión Europea, quizá como un interlocutor más privilegiado en razón de su posición sobre Kosovo (como ya se ha dicho, España no reconoce la independencia del territorio), si bien, en líneas generales mantiene la posición de la UE en tanto a exigencia de cumplimiento de estándares relativos a un sistema democrático, como el  estado de derecho y, en particular, la línea política exterior comunitaria con respecto a Rusia en la guerra de Ucrania, asunto en el que Serbia no parece estar muy de acuerdo con las directrices comunitarias. A España le tocará también, como país que ocupará la presidencia de turno de la UE, la influencia de la mencionada Rusia.

China presenta también una gran presencia en la zona, cuyas obras en infraestructura a base de créditos que pide Serbia van contra la política comunitaria en el ramo: por su opacidad y por la vulneración de las normas de competencia de la UE en la adjudicación de contratos. También, por poner otro ejemplo, la UE deberá estar atenta  la adquisición por parte de Serbia de equipos tecnológicos destinados a las fuerzas policiales que incluyen, por ejemplo, el reconocimiento facial, algo que también rechaza la legislación comunitaria.

Bosnia-Herzegovina

Tras Serbia, el jefe de la diplomacia española viajó a la capital federal de BiH, Sarajevo. Allí se reunió con la primera ministra, Borjana Kristo, y con su homólogo de Exteriores, Elmedin Konaković.

El país es el más pobre de los Balcanes Occidentales y sufre de una inestable estabilidad institucional: sin  ánimo de profundizar demasiado, porque el país da para un blog a tiempo completo, el país adopta la forma constitucional de una federación de dos entidades, salidas de los acuerdos de paz de Dayton (1995). Constituye un complejo rompecabezas en el que cada pieza puede saltar por los aires en cualquier momento y desarmar todo el puzzle: las dos entidades políticas de BiH son la Federación de Bosnia y Herzegovina y la República Srpska. Ambas tienen amplísimas competencias y sistema político propios, incluído parlamento y presidencia, y viven practicamente  de espaldas una de la otra. 

La primera, la Federación de BiH, está formada por una población mayoritariamente bosnia y croata (que lucharon entre ellos durante la guerra de Bosnia (1992-1995) hasta que, por decirlo de forma contundente, EE.UU. y les obligó a colaborar.)

En cuanto a la segunda, la llamada Republika Srpska, está integrada por una población mayoritariamente serbia. Su presidente Dodik, es conocido por sus declaraciones polémicas y tiene sintonía con la Serbia de Vučić y con la Rusia de Putin, en especial en la guerra de Ucrania. Además es un secreto a voces que su sueño es unirse a Serbia, lo que es siempre fuente de trabajo extra para los negociadores comunitarios… y para la presidencia de turno española.

La presencia española en el país siempre fue fuerte desde la guerra, a principios de los años 90 del pasado siglo. No se puede decir que sea un país desconocido para los bosnios. Desde 1992 España mantuvo allí un contingente dentro de las fuerzas de interposición de la ONU (UNPROFOR) para vigilar los acuerdos de paz logrados (es cierto que fueron acuerdos muy frágiles, violados pronto) y para proteger los convoyes humanitarios y a la población civil. Tras 1996, ya firmados los acuerdos de paz de Dayton (1995) y finalizadas las hostilidades, el contingente español quedó encuadrado en la SFOR, al mando de la OTAN (que sustituye a la UNPROFOR) Su cometido era ahora la vigilancia de los acuerdos de paz, esta vez definitivos, siendo una fuerza ya más reducida. De la SFOR se pasa a la EUROFOR (2004), bajo mando directo de la UE. En 2010 se transforma en una misión europea de entrenamiento y asesoramiento a las fuerzas armadas bosnias. En 2015 regresaron los últimos asesores españoles. En total pasaron por BiH más de 42.000 militares españoles (de ellos perdieron la vida 23 en el conflicto armado). La cooperación española continúa en la zona, una de cuyas obras clave es la reconstrucción de la histórica biblioteca de Sarajevo, destruida durante la guerra por las fuerzas serbobosnias. Las relaciones son fluidas en lo económico, y cultural, donde  España colabora en la preservación dela herencia cultural bosnia, como el ya citado ejemplo de la biblioteca.

Albania

Además de ser de los que más nos votan en Eurovisión, las relaciones entre ambos países vienen de lejos, en concreto desde mediados del siglo XV, cuando la Albania de Skanderbeg (uno de los líderes más queridos por los albaneses) fundó una alianza con Fernando de Aragón que siguió más allá de los dos mandatarios. En la época del bloque  del Este, sin embargo, Albania fue uno de los países más cerrados al mundo, algo similar a lo que ocurre en la Corea del Norte actual. De hecho, había roto con a URSS y estaba más orientado a China. El país de las águilas (eso significa Albania) no estaba cerrado sólo al mundo, también a la mayoría de sus habitantes: en 2007 tuve la ocasión de pasear con mis amigos Isabel y Mario por el antiguo «bloc» en Tirana, que era un barrio exclusivo para la gente del partido (se entiende comunista) vedado al resto de la población.

En Tirana, Albares se reunió con el ministro de exteriores albanés, Olta Xhaçka, y con el primer ministro, Edi Rama.

Macedonia del Norte

Desde la capital de Albania, José Manuel Albares se trasladó a Skopje para reunirse con el viceprimer ministro de Macedonia del Norte, Bojan Maricic, y con el responsable de Asuntos Exteriores, Bujar Osmani.Hay firmado desde 2021 un tratado de extradición recíproca entre los dos países el Convenio Europeo de Extradición de 1957 no permitía la extradición de ciudadanos entre los dos países)

El país, con toda su pequeña extensión, da para varias tesis y miles de artículos, ni que decir tiene que nos ocuparemos de él en este blog. Junto a kosovo, era la república más pobre de Yugoslavia (RFSY). En la actualidad, ha sido desbancada por Bosnia-Herzegovina, algo lógico tras casi 4 años de guerra total y especialmente destructiva. Con todo, Macedonia sigue estando en el grupo de cabeza de los países menos desarrollados de los Balcanes Occidentales.

Sufre, además, de inestabilidad política crónica, con varios episodios que parecen querer complicar la vida a este pequeño estado que intenta no meterse con nadie. A buen seguro, la presidencia española no va a aburrirse:

  1. Controversias con Grecia y Bulgaria, por el nombre del país y el de su lengua. Con respecto a la primera, Macedonia se llamó durante muchos años «Antigua República Yugoslava de Macedonia» (FYROM, por sus siglas en inglés), hasta 2019, cuando aparece con su denominación actual. Grecia también vetó el ingreso en la OTAN de la entonces FYROM.
  2. Preocupante situación con respecto a China: en línea con otros países de los WB6: Pekín ha proporcionado créditos para financiar proyectos de infraestructura en el país, como la construcción de carreteras y la modernización de plantas de energía, aunque surgen dudas sobre la viabilidad económica -y también ambiental- de estos préstamos y la carga de deuda que podrían generar para Macedonia del Norte.

 

  1. Tensiones étnicas: una importante minoría de población de etnia albanesa vive en el país (alrededor del 30%) tras la «guerra» entre Serbia y la entonces provincia de Kosovo (1998 -1999) y la crisis humanitaria ocasionada por los refugiados albanokosovares que querían pasar a la entonces FYROM estalló en 2001 una guerra civil entre el Ejército de Liberación Nacional de Kosovo (UCK), que se negó a desmovilizarse, y el gobierno de Macedonia. El conflicto finalizó con el Acuerdo de Ohrid en agosto de 2001 y supuso más derechos para la minoría albanesa. En 2015 hubo otra chispa, en Kumanovo, así como otras protestas étnicas que no llegaron a incidentes armados.
  2. Inestabilidad institucional: el gobierno de Nikola Gruevski (2006-2016) estuvo salpicado de escándalos, como espionaje y traición por parte  del jefe de inteligencia del país, así como corrupción generalizada del Ejecutivo, lo que ocasionó la salida de Gruevski, que se refugió en la Hungría de Orbán, hombre de convicciones democráticas dudosas. La grave situación interna hizo retroceder a SM en aspectos fundamentales en las negociaciones de adhesión, en particular en la esfera del estado de derecho, lo que motivó que la UE endureciera las condiciones de acceso y suspendiera las negociaciones. Las mismas  debieron reanudarse en 2019, si bien no comenzaron hasta mediados de 2022 debido al veto de Bulgaria.

Tras  un gobierno de transición, tienen lugar elecciones, que resultan en los gobiernos de coalición SDSM-DUI (2017-2020)  y el actual (2022). Su misión es volver a senda europeas y reformista y la lucha contra la corrupción.

En lo relativo a las relaciones bilaterales, son buenas entre los dos países. En el área diplomática, , existen desde 1994 (aunque, como parte de Yugoslavia, ya había relaciones desde mucho antes).Destaca la visita que realizó en 1999 el ministro de exteriores español Abel Matutes al país para ofrecer apoyo político y económico al gobierno en relación con los refugiados albano-kosovares que huían de la guerra en Kosovo, que amenazaba con desestabilizar el país.

Las relaciones económicas presentan la particularidad de que son deficitarias para España: se exporta menos de lo que se importa de la república balcánica.

En cuanto a la cooperación España participa, como en Montenegro, en proyectos relacionados con el desarrollo sostenible, gestión de fondos comunitarios, mejora del sistema tributario y ayuda con la armonización de la legislación macedonia con el acervo comunitario (en esta entrada, al hilo del procedimiento general  de adhesión de un estado a la UE, lo explico un poco), incluso en la mejora del servicio postal.

Además, la gira del ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación ha permitido la firma -con cada uno de los países visitados- de un memorando de entendimiento para reforzar la colaboración en materia de extradición, por ejemplo.

 

Montenegro

Las relaciones con España son muy fluídas. Desde su independencia en 2006, tiene España relaciones diplomáticas con la república. Como en Serbia, España apoya el proceso de integración de Montenegro en la UE y en la OTAN. Las relaciones económicas tienen como base las firmadas con la RFY. Por ejemplo, en el sector de la construcción, empresas españolas han realizado proyectos medioambientales. Las inversiones españolas en Montenegro son limitadas pero cuentan con protección en virtud de los acuerdos bilaterales y multilaterales.

En cuanto a la cooperación, se remonta a los acuerdos con Yugoslavia (RFSY), desde 1979. Tras los conflictos armados de los años 1990, la Oficina de Técnica de Cooperación de la AECID en Sarajevo 1  , se gestionaron proyectos en Montenegro relacionados con fortalecimiento del Estado de Derecho, educación, desarrollo económico, prevención de conflictos y construcción de la paz. Otras áreas de la cooperación española son la financiación de la construcción del centro de tratamiento de residuos de Podgorica, la renovación del Centro Clínico de Podgorica o un sistema hidrológico en el lago Skadar, entre otros. Tambiémn existe asesoramiento para la agencia tributaria montenegrina. Actualmente el proyecto más actual es  el  Joint Sustainable Development Goals Fund, un proyecto de desarrollo sostenible de Naciones Unidas.

Sin embargo, España tendrá trabajo con esta pequeña república ex-yugoslava de habla serbia (si bien hay otras muchas minorías) . El país está fuertemente endeudado con China, país con el que ha contraído deudas millonarias con motivo de faraónicas obras de infraestructura cuya rentabilidad se vislumbra en unos 100 o doscientos años. Montenegro es un caso especialmente paradigmático de inversiones chinas poco sostenibles para el país receptor. Además tuvo problemas – sobre todo en la fase previa) al integrarse en la OTAN (2006), con tensiones con sectores prorrusos que, dicen las malas lenguas, estuvieron detrás de un intento de asesinato del presidente montenegrino.

 

 

Por Antonio Rando Casermeiro

Me llamo Antonio y nací en Santander en 1974, aunque soy, sobre todo, de Málaga. Soy licenciado en Derecho e Historia y doctor en Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales por la universidad de Málaga y quisiera dedicarme a ello. Soy un apasionado desde pequeño del este de Europa, especialmente de los Balcanes y Yugoslavia. Me encantan las relaciones internacionales y concibo escribir sobre ellas como una especie de cuento. Soy apasionado de escribir también cuentos y otras cosillas. Desde 2013 resido en Colonia (Alemania)

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