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El discurso oficial y sus incongruencias

El mismo Banco Mundial se hace eco de las oportunidades que supone el proyecto estrella chino de la Ruta de la Seda (tambiénconocida como Belt Road Initiative,BRI), lo que no obsta a que lo condicione a la adopción de medidas en torno a la sostenibilidad, transparencia y mitigación de riesgos sociales, medioambientales y de potencial corrupción. En cualquier caso la Ruta es calificada por Pekín como “el proyecto del siglo” y su objetivo es la creación de una vía de comunicaciones y consiguientes infraestructuras que posibilite las exportaciones chinas y garantice el suministro de materias primas abriendo rutas alternativas a las mencionadas, con la única diferencia de que las vías comerciales tradicionales ya existen y China tiene que crear, a base de inversiones, las suyas. A lo dicho se añaden “razones relativas al desarrollo del mismo país asiático”. El método de actuación de la Administración Trump en EEUU, con la noción del “América First“ prestó una inestimable ayuda a esta idea y se trata, en suma, de dos caras de la misma moneda a saber: en su vertiente geopolítica, se asiste al paso de un multilateralismo y multipolaridad propugnados por el mandatario estadounidense a una nueva bipolaridad EEUU-China. En su esfera económica, se atiende a “nueva geografía del comercio” opuesta al proteccionismo de la Administración Trump en EEUU: una China que une, contrapuesta a unos EEUU egoístas y que separan, si bien es en realidad, como se ha avanzado, un instrumento de intensificación de la influencia política y militar del gigante asiático a escala global.

Consciente del daño, la administración Biden es en principio favorable a la liberalización del comercio y anti-proteccionista, aunque en modo alguno está claro si a corto plazo apostará por ello y, en segundo lugar, si puede deshacer tan fácilmente lo llevado a cabo por el anterior presidente en este campo. Pero se ha puesto manos a la obra. Así, destaca su contrainiciativa a la BRI: el plan Reconstuir Mejor el Mundo (Build Back Better World o B3W), de finales de 2021. El plan radica en mejorar la infraestructura mundial (objetivo de la BRI), pero de manera transparente y sostenible, en clara alusión a la opacidad que caracteriza a China a la hora de ejecutar dichas infraestructuras en los países destinatarios de las mismas. Dicho de forma más cruda, lo que Joe Biden está diciendo es: vamos a mejorar las infraestructuras del mundo, pero como dios manda, no en plan cutre como China.

Volviendo al discurso de Pekín esgrime argumentos a favor como cooperación, mejor futuro o amistad entre los pueblos.  A este respecto se guía la Ruta de la Seda por los llamados cinco “Principios de Construcción Conjunta”, que constituyen una clara vocación de legitimización del proyecto, así como una preocupación por la reputación del mismo, pues son recurrentes las críticas acerca de que el beneficiario máximo es, en particular, China.

Lo expuesto se refuerza, siempre según el punto de vista del Ministerio de Asuntos Exteriores de China (MAECh), con otros elementos discursivos como los “Cuatro Conceptos” y las “Tres Comunidades”, a saber: “de intereses”, de responsabilidades y “de destino”, todo ello pergeñado por tres ideas que en nada difieren de lo dicho hasta ahora: “confianza política mutua”, “fusión económica” e inclusividad cultural”. Son lemas, por lo demás, casi calcados del concepto propuesto por Xi Jinping en noviembre de 2012 en el XVIII Congreso del Partido Comunista de China (PCCh). En siguientes años, el mandatario propuso repetidamente la idea del concepto de comunidad de destino único de la humanidad en varias plataformas internacionales. De acuerdo con lo dicho, expresó el mandatario en 2015 su propuesta de introducir este concepto en la 70ª Asamblea General de la ONU. La idea de la Comunidad de un destino único de la humanidad es una base importante para la noción de implementar el desarrollo pacífico y construir un mundo armonioso propuesto por China. Dos años después, seguía insistiéndose en dicha concepción en el Informe que Xi Jinping presentó ante el XIX Congreso Nacional del PCCh (2017). Se asiste a un panegírico en toda regla, muy en la línea mercadotécnica, de vender el producto haciendo hincapié en las ventajas y siguiendo muy de cerca la idea de seguridad nacional entendida como la conjunción de muchas áreas, por supuesto coincidente con la noción de “guerra irrestricta” ya comentada aquí. Cada una necesaria aporta su especial e imprescindible cuota para el propio interés de un estado, pero también para comprender los otros.

Pasando a una descripción, por así decirlo, menos ideológica, la Ruta constaría de dos componentes: el terrestre y el marítimo. El discurso oficial se focaliza exclusivamente en la economía sin hablarse, como es lógico, de influencia político-militar, si bien lo económico es instrumento imprescindible para tal fin y, en segundo lugar, lo militar ha quedado relegado como factor más decisivo. Una característica que vuelve a coincidir con el concepto de guerra irrestricta. En cuanto a la BRI terrestre, es aquí donde entran en juego las grandes obras de infraestructura construidas por China las cuales, por lo general, se llevan a cabo mediante créditos a los países participantes, que se tratará en su momento. En lo tocante a la ruta marítima, la clave reside en los “puertos prioritarios”. Al igual que en la vía terrestre, los hitos principales de la marítima se organizan en dos corredores económicos, susceptibles de ampliarse con el tiempo: “el de China-Pakistán y el de Bangladesh-China-India-Myanmar,se enlazan estrechamente con el impulso de la construcción de “la Franja y la Ruta”.

Para tal empeño, se vuelve a hacer hincapié en “promover la cooperación”. Abundando en lo dicho, el MAECh establece que la Ruta va a fijarse cuatro principios de actuación, a saber: 1) lo que la documentación llama “desarrollo verde”. Sin embargo, la realidad es que supone un generador de endeudamiento para muchos de los países participantes; 2) la protección del medio ambiente, si bien el proceder de la RPCh en la materiadista mucho de lo que proclaman los documentos oficiales; 3) la Ruta “de la salud”: de nuevo se alude a la cooperación en materia de salud, “mutuamente beneficiosa”, si bien lo cierto es que la población china no tiene garantizado el acceso a una cobertura sanitaria universal y la sanidad en China es un negocio; 4) la “Ruta Inteligente”, que versa sobre el apartado de formación de profesionales, que las fuentes chinas vuelven a denominar “cooperación” -técnica, en este caso; 5) la “Ruta de la Paz”; es decir: seguridad, haciendo referencia a un ámbito más asiático, en el sentido de alianzas alternativas a la OTAN. Se está hablando de algo más que economía; 6) “forma efectiva de la unión de la voluntad del pueblo, que desprende sentido totalitario, y que es a su vez tema recurrente desde la misma refundación del estado chino tras el triunfo de la Revolución de 1949. Lo dicho se ve reforzado por las exhortaciones a la “conveniencia de promover la propaganda ante la opinión”. No es cuestión baladí, pues diversos medios e instituciones de prestigio mundiales se han hecho eco de lo que constituye un serio problema.

De acuerdo con esto, surge la subsecuente cuestión: ¿se contraponen los valores chinos a los de la UE, en especial, y a los de Occidente, en general? La respuesta vendrá dada por los “lineamientos”. A partir de aquí, los eufemismos dejan de ser potentes y son descritos los objetivos de forma más descarnada.

Los lineamientos, en número de ocho permiten observar las intenciones o motivaciones reales de la Ruta, y son los a continuación se enumeran:

  1. control férreo por parte del estado de la dirección del diseño del proyecto (“unidad ideológica”)
  2. cuestionamiento de las rutas y tecnología convencionales (occidentales)3
  3. bosquejo de relaciones entre la RPCh y los países participantes, una alternativa a las tradicionales rutas y tecnología, así como a las potencias que las sustentan
  4. El cuarto hace referencia a una venta del producto: Se trata de “dar a los países relevantesun sentido tangible de sus logros”
  5.  gestión de la construcción de la ruta es la “innovación en el campo financiero“, con lo que se hace alusión, en realidad al papel del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), entidad que comienza a operar en 2016 y que constituye una búsqueda por parte de la RPCh de una alternativa a los “occidentales” y denostados Banco Mundial y Banco Asiático de Desarrollo. Estas instituciones, en opinión de Rusia y China, no ofrecen demasiadas oportunidades a los países en vías de desarrollo, además de constituir para algunos observadores chinos instancias de un sistema de poder, por supuesto ajeno a China. Además, desde una visión menos oficial, una herramienta financiera potente cumple también una función impagable de guerra contra el enemigo

Más allá del discurso

Los motivos económicos, como se ha visto, son la base, y suelen tener su correlato en la geopolítica. De este modo, la BRI obedece inicialmente a una estrategia en cierto sentido defensiva de China para salir del aislamiento a que podían conducir algunas iniciativas comerciales de EEUU. No obstante esto ha cambiado pues en instancia se trata de la lucha por la hegemonía entre dos bloques comerciales en la región más extensa y poblada del planeta pero en particular en el Mar de la China meridional, ruta por donde discurren la mayor parte de los recursos energéticos y por tanto susceptible fuente de conflicto, lo que repercute en la estabilidad mundial .

Para cerrar esta subsección, cabe hablar de cómo ha sido aceptada la Ruta por la comunidad internacional, sus partidarios y sus detractores. Así, presenta la BRI en términos generales una buena acogida. Se estima que engloba a unos 157 países y organizaciones internacionales. Un aliado fundamental es la Federación Rusa con quien, aunque existen fricciones en determinados terrenos, hay comunidad de intereses en varios aspectos y de fines: contrarrestar a Occidente y su protagonismo –ya menguante- en el comercio mundial, lo que se escenifica, con la  ambivalencia que caracteriza a China en este asunto: en la Guerra de Ucrania. América Latina es otro de los campos de implantación de la RPCh, en clara competencia con los EEUU (paises como Uruguay participan ya en el AIIB. En lo político, los préstamos e inversiones chinos han apuntalado el régimen chavista en Venezuela. Cuba, por su parte, fue escenario de inversión china en vehículos para el transporte público, equipos informáticos o electrodomésticos.

En el capítulo de los detractores, se cuentan en primer lugar la India, por la siempre candente cuestión de Cachemira, si bien todo induce a pensar en un choque de proyectos hegemónicos. Japón y Corea del Sur son los siguientes de la lista, así como Turquía: Ankara presenta un interés geoestratégico de primer orden en los Balcanes, donde China se está implantando con fuerza, además de desplegar su propio proyecto hegemónico.

Para concluir y a modo de resumen,  se dan actores internacionales que, si bien están adscritos a uno de los bloques, no niegan su posible participación en la Ruta, quizá atrapados entre dos fuegos.

Esta entrada es parte de mi artículo, actualizado y ampliado:

Amistades peligrosas: las relaciones entre Serbia, China y la UE en el contexto de la futura ampliación a los WB6

Dangerous liaisons: relations between Serbia, China and the EU in the context of the future enlargement of the European Union to the WB6
DOI: 10.17103/reei.41.02

Disponible en:
http://www.reei.org/en/index.php/journal/num41/articles/amistades-peligrosas-relaciones-entre-serbia-china-ue-contexto-futura-ampliacion-wb6

Por Antonio Rando Casermeiro

Me llamo Antonio y nací en Santander en 1974, aunque soy, sobre todo, de Málaga. Soy licenciado en Derecho e Historia y doctor en Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales por la universidad de Málaga y quisiera dedicarme a ello. Soy un apasionado desde pequeño del este de Europa, especialmente de los Balcanes y Yugoslavia. Me encantan las relaciones internacionales y concibo escribir sobre ellas como una especie de cuento. Soy apasionado de escribir también cuentos y otras cosillas. Desde 2013 resido en Colonia (Alemania)

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