Hoy abrimos sección nueva: historia
Por lo general, me circunscribiré a la historia de los Balcanes Occidentales, en especial Serbia, porque es el objeto central de mi tesis y artículos, si bien iré ampliando el campo a otros países. También a otras épocas históricas. Será apasionante descubrir como la extinta civilización bizantina aporta conocimiento y nuevos elementos de juicio a los Balcanes actuales y no tan actuales. Mi tesina giró, de hecho en torno a las relaciones internacionales de Bizancio con los Balcanes y fue un continuo descubrimiento.
Veremos como, al hilo de Bizancio, se irán formando los pueblos balcánicos actuales: admirados por la sofisticación de Bizancio y el cosmopolitisimo e historia de su capital, la milenaria Constantinopla (los pueblos eslavos la llamaban «Tsarigrad», ciudad de los emperadores» o «ciudad de los césares») y, paradójicamente, con intención de destruirlo para ocupar un lugar tan privilegiado en la «esfera internacional de entonces». Bizancio era, legalmente, el continuador -nunca se interrumpió allí- del por todos admirado Imperio Romano. Por ello serbios o búlgaros han intentado por todos los medios tomar Constantinopla. Y llegaron a estar bastante cerca, aunque la ciudad tenía una especie amuleto que lo impedía….hasta 1453, cuando los turcos, al mando de Mehmet II, reunieron contra ella una fuerza tal, que no cabía ya amuleto alguno contra ella. Aunque no fue fácil: sólo en el siglo XV hubo varios sultanes otomanos que tuvieron la desgracia de probar en sus personas las «maldición» que pesaba sobre todo aquel que osara atacar a la Reina del Bósforo», (otro nombre con el que se conocía la urbe). Así, Bayezid I Bayaceto), quien gobernó desde 1389 hasta 1402, tuvo que cancelar sus planes de tomar la ciudad (algo con lo que todo gobernante turco soñaba) para enfrentarse al líder mongol Tamerlán en la Batalla de Ankara. Fue derrotado y hecho prisionero y ello ocasionó una guerra civil en el imperio otomano entre sus cuatro hijos, de la que salió victorioso Mehmet I, que bastante tenía con rehacer el imperio tras un conflicto civil. Para compensar, su hijo Murad II no intentó tomar la capital bizantina no una, sino dos veces: la primera fracasó al ser víctima en 1422 de una enfermedad que le obligó a dejar las riendas del estado temporalmente. El segundo intento tuvo que ser también abortado por una invasión mongola de Anatolia.Su hijo, el mencionado Mehmet II no falló. También hay que decir que el Imperio bizantino era en realidad poco más que su capital y llevaba dos siglos desangrándose prácticamente.
Y ahora ¿Alguien se anima a tomar la ciudad?
Como curiosidad muy ilustrativa, cabe destacar que el último emperador bizantino, Constantino XI Dragases Paleólogo (los Paleólogo fueron la última dinastía bizantina y también la que más tiempo gobernó el imperio) era medio serbio; de hecho, lo de Dragases era para quedar bien: era una helenización del su verdadero apellido: Dragaš, poir su madre serbia Helena Dragaš, hija del gobernante serbio Constantino Dejanović. Cosas de la vida.
Constantinopla dio mucho a los eslavos de los Balcanes (con excepción de las actuales Croacia, Eslovenia, un poco Montenegro, que tuvieron más influjo veneciano), entre otras cosas el alfabeto cirílico (por uno de los hermanos y monjes griegos (el otro era Metodio). Ambos eran dos eruditos en lo que hoy podría llamarse filología, y también en teología, que fueron de gira evangelizadora a Moravia (hoy República Checa). Allí se encontraron que el alfabeto griego podía utilizarse para transcribir los textos religiosos al eslavo antiguo, si bien decidieron que era más conveniente adaptar el alfabeto griego a las peculiaridades fonéticas eslavas: crearon un alfabeto «nuevo». Primero fue el glagolítico, más redondeado, siendo su sucesor el cirílico de hoy. Así, el alfabeto actual debe su nombre a este monje griego: por «Cirilo» se llama cirílico. Así, cuando búlgaros, macedonios (perdón, del norte), serbios, ucranianos, rusos y otros países asiáticos cuya lengua no es eslava (aunque estuvieron dominados por los rusos): así, cuando cualquiera de los habitantes de estos países escribe o manda un whats app, está utilizando una adaptación bizantina: continúan escribiendo con las herramientas que les dieron los bizantinos hace ya más de un milenio.
Iré poco a poco. No tengo demasiado tiempo, porque esto lo hago yo solo. En cualquier caso, espero que os guste y que le saquéis provecho.